miércoles, 8 de febrero de 2012

Halloween

                                           
                ¿TRADICIÓN, JUEGO INOCENTE O MALA ENSEÑANZA?


     Conozcamos más de la tradicional fiesta del Halloween, lo cual nosotros relacionamos con disfraces, calabazas y grupos de niños pidiendo dulces.  Hay personas que piensan que no debería celebrarse en Chile, puesto que es una fiesta extranjera y también, hay algunos que ven esta fiesta como un  juego para que los niños se entretengan y salgan de  lo común.  Sin embargo, pocos se han preocupado de averiguar y comprobar los orígenes de tal celebración, que cada año tiene más adeptos.

     El Halloween  tiene su origen en lo que se conoce como Reino Unido, Irlanda y el norte de Francia.  Allí vivían los celtas, grupo de pueblos politeístas, los cuales creían en la reencarnación, estudiaban el vuelo de las aves y restos de animales sacrificados para adivinar el futuro y posiblemente, sacrificaban seres humanos a sus diferentes “dioses”.  La clase sacerdotal eran los druidas,  los cuales celebraban el Año Nuevo el 31 de octubre, con una fiesta a Samhain, su dios de la muerte.  Ese día era el último día de la cosecha y el principio del invierno.  Los celtas creían que Samhain o Samán le permitía a las almas regresar a sus casas esa noche.  Para mantener a esos espíritus contentos y alejar a los malos espíritus los celtas dejaban comida o dulces fuera de sus hogares.  Esta tradición se convirtió en lo que hoy se conoce como trick or treat  (dulce o travesura) 

     Pero los espíritus no solo eran apaciguados o alejados por la comida.  También se encendían grandes fogatas, donde quemaban animales, cosechas y posiblemente, seres humanos como sacrificios.  Durante la celebración algunos usaban disfraces, hechos con la cabeza y piel de animales.  También se encendían antorchas y se usaban máscaras para espantar a los malos espíritus.  En la fiesta a Samán, se practicaba también la magia, la adivinación por el vuelo de las aves (ornitomancia) o por las entrañas de los animales. (Aruspicina)

     Cuando los romanos conquistaron a los celtas, estos influenciaron el mundo céltico con su festival a la diosa romana de la cosecha, llamada Pomona.  Posteriormente, llegó el catolicismo, que en vez de reprimir estas fiestas las absorbió, y estableció el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos. De esta forma mezclaron estas fiestas, con el objetivo de transformarlas en una fiesta religiosa.  Sin embargo, un gran número de celtas no aceptaron las tradiciones católicas  y por esa razón, actualmente se celebra el Halloween.

     El Halloween llego a América aproximadamente en el año 1800, cuando llegaron  inmigrantes desde Irlanda y Escocia e introdujeron esta fiesta a Estados Unidos.  En este país, se produjo una mezcla con el SATANISMO.  Imagínese una fiesta, que tuvo su origen en un pueblo que adoraba varios dioses, que creían en las ciencias ocultas y sacrificaban animales y además, mezclada con el satanismo.  Comenzaron en Estados Unidos, principalmente, crímenes horrendos que ocurrían en la noche del Halloween  –y siguen ocurriendo- y aún en Chile ocurrió el caso de una joven que asesinaron en esta fecha.

      Ahora le invitamos a comparar esta información resumida de la historia del Halloween  con lo que Dios nos enseña en la Santa Biblia, en la cual no puede haber ninguna mala enseñanza, por supuesto.  La Biblia, además es el libro consultado en las religiones más conocidas y por lo tanto, sería contradictorio que un creyente celebrara este tipo de fiestas.  Sabemos que esta fiesta se originó en la celebración que los celtas dedicaban a Samán, que era el dios de la muerte que ellos tenían.  Los celtas creían en varios dioses, es decir, que eran idólatras, lo que contradice la enseñanza cristiana que nos presenta un solo Dios, el Creador.  “Yo el primero y yo el último, y fuera de mí no hay Dios” (Isaías 44: 6); “antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí” (Isaías 43: 10); “y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí”  (Isaías 45: 21); “Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo….” (Deuteronomio 32: 39)   

     Como segundo punto, los celtas practicaban la magia, la adivinación y probablemente, sacrificios humanos.  Todas estas prácticas fueron prohibidas por Dios: “No sea hallado en ti, quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a pitón, ni mágico, ni quien pregunte a los muertos.  Porque es abominación (digno de ser condenado) a Jehová cualquiera que hace estas cosas…” (Deuteronomio 18: 10 y 11)  En el libro de Apocalipsis, hay dos sentencias contra los hechiceros e idólatras (capítulo 21: 8 y 22: 15), estas sentencias confirman que Dios condena dichas prácticas. 

      En tercer lugar, el único que tiene potestad sobre los espíritus es Dios.  La Biblia nos deja bastante claro lo que sucede con todos los espíritus de las personas que mueren.  “y el polvo se torne a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12: 7)    Estas palabras nos enseñan que el espíritu de la persona que muere vuelve a Dios, porque fue Dios quien le dio ese espíritu.     Luego, dice la Biblia lo siguiente: “porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en el olvido.  También su amor y su odio y su envidia, feneció ya: ni tiene ya más parte en este siglo, en todo lo que se hace debajo del sol.”  (Eclesiastés 9: 5 y 6)  Nos queda bastante claro que los muertos no tienen más participación en el mundo de los vivos, es decir, en nuestro mundo.  Por lo tanto, es una falsedad absoluta que los espíritus anden visitando o cuidando a sus parientes y penando porque quedaron con asuntos pendientes o tuvieron una muerte muy trágica.  Dios tiene dominio sobre todos los espíritus de las personas que se mueren y no se va a estar prestando para juegos, ni les va a dar permiso a los muertos para que visiten o asusten a los vivos.   Por lo tanto, es poco probable el contacto de los seres humanos con los espíritus de los muertos, sobre los cuales sólo Dios tiene dominio y autoridad.

      Estimado lector, es muy común en el mundo, celebrar cualquier cosa que parezca divertida, sin averiguar antes el verdadero significado y origen.  Si comparamos estas tradiciones o fiestas con lo que Dios nos entrega mediante la Santa Biblia, nos daremos cuenta que estos tipos de celebración no tienen su raíz en la verdadera fe y que, además no constituyen ninguna enseñanza positiva para nuestros hijos.  El Halloween lo que hace es entregarnos la idea, entre juegos y disfraces, que puede ser posible el contacto de los espíritus con los seres humanos, es decir, promueve el ocultismo.  No debemos olvidar que está estrechamente ligado al culto al diablo.  Además, es la segunda fiesta que más vende en Chile, después de la navidad.

     El sociólogo y experto en sectas, Humberto Lagos, hizo notar que el Halloween esta directamente relacionado con el SATANISMO y que  también promueve antivalores que se están manifestando en los niños que no les dan dulces, los cuales ensucian y destruyen parte de las casas donde se le han negado las golosinas.  El experto dijo que si bien no hay tantos crímenes como en Estados Unidos, se realizan rituales satánicos la noche de Halloween en nuestro país.   Lagos aseguró que esta celebración, considerada como un juego,  puede dañar nuestra identidad nacional y  los valores que le entregamos a nuestros hijos y aconsejó a los padres a tener la  capacidad de hacer discernir a los niños desde pequeños que significado tiene lo que están jugando.   También resalto el negocio que hay detrás de esta fiesta extranjera que induce a COMPRAR disfraces y dulces, sin analizar el trasfondo del asunto. 

     La Biblia dice que los simples (personas de escaso entendimiento) creen a toda palabra. (Proverbios 14: 15).  Le invitamos a no ser simple, a estar más informado y a analizar lo que celebra.  Si esta fiesta tiene un mal origen y está basada en prácticas contrarias a las enseñanzas del Señor,  quiere decir que no puede entregarnos nada bueno a nuestras vidas y menos a nuestros hijos, que necesitan nuestra dirección en este mundo que es propenso a confundir lo bueno con lo malo.

miércoles, 1 de febrero de 2012

La T.V. y su Influencia

LA TELEVISIÓN CHILENA


           Sin duda, la televisión ocupa un tiempo muy importante de la mayoría de los chilenos.  Para muchos, es una grata compañía y para otros, lo ideal para relajarse un rato después de una dura jornada de trabajo.  Sin embargo, la televisión actual no es la misma que hace veinte o treinta años.  Ha avanzado impresionantemente en tecnología.  Hoy tenemos acceso a televisores más grandes, con mejor sonido, pantalla plana o de plasma, etc.  También podemos acceder a canales internacionales, conectar el televisor al DVD, etc.  No obstante, en el plano del contenido lamentablemente, la televisión ha tenido un gran retroceso.  La mayoría del contenido de la televisión chilena es el sexo, la violencia, las drogas, la delincuencia, la infidelidad, etc.  Como bien dijo Luis Emilio Guzmán, guionista de “Cárcel de Mujeres”, cuando fue entrevistado sobre el contenido de las teleseries en Chile:  “Las teleseries son el fiel reflejo del chileno”.   Lo que nos confirma una degradación moral y la pérdida de valores trascendentales en gran parte de nuestra sociedad.  

          Hay diferentes puntos de vista sobre el tema.  Mientras  muchos coinciden en que ya no ven televisión con sus hijos sin tener el control en la mano,  para alcanzar a cambiar el canal ante una escena no apropiada; otros afirman que los niños no se dan cuenta o no entienden todavía las escenas. Incluso hay personas que les enseñan a sus hijos que la desnudez es totalmente natural y por lo tanto, no lo deben ver como algo malo.  En lo que seguramente estamos todos de acuerdo es que los puntos de rating reflejan, indudablemente, lo que más le gusta ver a los televidentes.  Las escenas de desnudos y sexo son las que marcan el punto más alto, lo que nos revela que son las favoritas.  Incluso han salido al aire escenas de sexo y desnudos entre dibujos animados para niños de 6 o 7 años.  Créalo, pues en nuestras manos está la respuesta de la carta que enviamos a Chilevisión, en la cual catalogan su error como “una promoción no adecuada”.  Ante estos argumentos resulta inevitable plantearse algunas preguntas ¿qué tan natural es el desnudo?  ¿Qué tiene de malo?  ¿Es apropiado para la formación de nuestros hijos que vean escenas de relaciones sexuales?  ¿Es beneficioso para nuestros hijos que vean escenas que incluyen groserías, violencia,  malos ejemplos y obscenidades?

          Lo más probable es que su respuesta dependa de su formación moral, de su educación e, indiscutiblemente,  de su creencia religiosa.   El diccionario Larousse define la palabra MORAL como:  Ciencia que enseña las reglas que deben seguirse para hacer el bien y evitar el mal.  En consecuencia, enl concepto de moral es algo muy variable de una persona a otra.   Algo puede ser muy bueno y entretenido para alguien, mientras que para otros es inaceptable.  ¿Será posible entonces que exista alguien que sea una autoridad incuestionable en lo que a moral se refiere?   El objetivo de este volante es que usted reciba la enseñanza de alguien que no puede equivocarse en sus juicios o estimaciones, un ser al cual no podemos imponerle una escala de valores, y que está libre de presiones, influencias e injusticias.  Sí, ese ser es Dios.    Él  nos ha establecido reglas y límites a nuestro actuar, las cuales quedaron registradas en las Sagradas Escrituras o Santa Biblia.   A la luz de la palabra del Señor podemos afirmar que la única  moral válida e incuestionable es la que él nos entrega a lo largo de sus enseñanzas y preceptos, es decir, la moral de Dios.   Los consejos, enseñanzas y mandamientos que el nos entrega para seguir el bien y evitar el mal.

       Recordemos lo que dice el salmista refiriéndose a los mandamientos del Señor: “La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma: el testimonio de Jehová, fiel, que hace sabio al pequeño.  Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón: el precepto de Jehová, puro, que alumbra los ojos”  (Salmo 19: 7-8)   Indudablemente, todo lo que el Señor dejó establecido en su palabra es justo, fiel, perfecto, puro y recto.  En este punto es importante aclarar que aunque hay muchas leyes y estatutos que fueron establecidos para Israel,  estos nos manifiestan el juicio o la estimación del Señor sobre estos asuntos; nos hablan de cómo él considera estos actos.  Si Dios condenaba que entre los familiares descubrieran su desnudez,  como claramente está escrito (Levítico 18: 6 – 17 y 20: 19 – 23)  esto nos debe bastar para entender que no es del agrado de Dios, que las personas circulen desnudas en una protesta o como sucedió tiempo atrás con un fotógrafo extranjero que vino a sacar una fotografía de cientos de personas desnudas.    Queremos citar el caso de un hijo de Noé, que vio a su padre desnudo y fue maldecido por esa causa.  Esto sucedió mucho antes de que Dios entregara leyes a Israel, y ya en ese tiempo era una grave falta de respeto, ver la desnudez de los padres, como lo confirma el libro del Deuteronomio:  “Maldito el que deshonrare a su padre y a su madre” (Cáp. 27:16) Si  Dios condenaba estos actos dentro de la familia,  ¿cree usted que, en la actualidad a Dios le agrada que las personas se desnuden en  cualquier lugar o que nuestros hijos vean desnudos a personas que ni siquiera conocen?  La respuesta es evidente. 

           Medite usted en el siguiente contraste.  Los nudistas afirman que la ropa sólo sirve para atraer la atención erótica sobre el cuerpo, excitando un deseo sexual insano.  Es decir, piensan que la ropa es un mal elemento.  Ahora si usted lee los consejos del apóstol Pablo y del apóstol Pedro sobre la vestimenta de las mujeres cristianas, encontrará las palabras vergüenza y modestia, que son sinónimos de recato, pudor y falta de vanidad. (1 de Timoteo, cap. 2: 9 y 10;  1 de Pedro, cap. 3: 3 - 6)  La recomendación de los apóstoles es totalmente contraria al pensamiento nudista.  Si la ropa es un mal elemento, ¿no lo habría sabido el Señor? ¿No lo habría prohibido?  Es imposible que los nudistas tengan la razón y el Creador esté equivocado.  Si andar desnudo no tiene nada de malo, entonces no estarían estos consejos en la Biblia.   Además, si retrocedemos al principio de la historia ¿por qué Jehová hizo túnicas de pieles para Adam y  Eva  y los vistió, antes de sacarlos del huerto del Edén? (Génesis 3: 21) Además, existen una serie de leyes sobre la desnudez que Dios entregó a Israel en el Antiguo Testamento que condenan el desnudo. (Levítico, capítulo 18 y 20)  y si bien, eran leyes especiales para Israel, nos muestran como Dios considera estos asuntos.   Y para finalizar con el tema del desnudo, nuestros modelos como cristianos:  los profetas, el Señor Jesucristo y los apóstoles, nunca anduvieron desnudos por ahí o enseñaron a hacerlo.  Si alguien pretende ser cristiano y nudista al mismo tiempo, es que realmente no conoce al Dios en el cual dice creer.

            En una sociedad que se esmera en ser cada vez más avanzada, los  “moralistas” -como mal llaman a personas decentes que no quieren caer en el juego de la tolerancia-  son rechazados y catalogados como retrógrados. Muchas de las personas que están a favor del desnudo, de la promiscuidad, de la libertad sexual, el homosexualismo, etc., se consideran creyentes, cristianas o simplemente dicen saber que hay un ser superior en alguna parte.  Si usted es una de estas personas, es hora de que conozca verdaderamente al Dios al cual se refiere.  Si usted analiza el mensaje del Evangelio, se encontrará con que Dios, es amor y perdona al pecador, pero al pecador que se arrepiente y no al que persiste en su mal camino. Dios amó a todo el mundo.  Y precisamente envió a Jesús a morir por nosotros, para que nos arrepintiéramos y dejáramos de hacer lo malo, a fin de que nos perdone.  Si Dios fuera como la mayoría dice que es, estarían demás las palabras que Jesús le dijo a la mujer adúltera que iban a apedrear:  “Ni yo te condeno:  Vete y no peques más” (Juan 8:10 y 11) o lo que dijo al paralítico de Bethesda:  “He aquí has sido sanado;  no peques más, porque no te venga alguna cosa peor” (Juan 5:14)  

            La mayoría de los religiosos presentan un Dios tolerante a la permanencia del pecado.  La verdad es que el ser humano siempre quiere caracterizar a Dios a su manera.  No obstante, la  Biblia nos da testimonio de un Dios que excluye, es decir que deja afuera a los que no viven de acuerdo a sus enseñanzas o mandamientos.  Un ejemplo claro de esto lo encontramos en Levítico, en donde se establecía que los que consultaban los adivinos, los adúlteros, los sodomitas, idólatras,  etc., eran muertos por la ley de Jehová. (Cáp. 20: 6-13)  Dios al escoger a Israel como su pueblo, lo apartó de entre todos los pueblos de la tierra y les entregó leyes y estatutos y dejó fuera a todos los otros pueblos e incluso también estableció la endogamia y prohibió estrictamente que los israelitas emparentaran con los pueblos extranjeros.  ¿Habrá cambiado Dios?  ¿Acaso aceptará ahora el homosexualismo o la infidelidad?  ¿Aprobará ahora Dios lo que antes condenaba?  

          El apóstol Pablo dice: “¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con hombres, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios”.  Y el Apocalipsis, también dice: “Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, y los DISOLULTOS, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira.” (Cáp. 22: 15).  Estos versículos nos confirman las leyes que Dios estableciera para Israel, nos prueban que Dios sigue excluyendo aquellas personas que no se convierten a lo que él estableció como justo, y nos confirman que el Señor está muy lejos del concepto que los religiosos han enseñado de él.  Estimado lector, probablemente no hayan sido de su agrado estas palabras, pero considere que nuestros argumentos son nada más que lo que Dios dejó establecido y no son fruto de nuestra invención.  Fíjese que la misma condenación se encuentra establecida para los homicidas, como para los disolutos.  El término DISOLUTO significa: licencioso, libertino, depravado, desenfrenado e inmoral.  Dios excluye de su reino y de la salvación del alma a las personas que practican la disolución, el adulterio o la “infidelidad”, el homosexualismo, etc.  Estos son pecados sumamente graves, que incluso nos dejan fuera del reino de Dios.  Y esto es lo que se muestra en televisión hoy día.  Y ni hablar de los programas faranduleros, en donde se envidian, critican, desprecian, humillan y “pelan” unos a otros como si nada.  Todas estas malas actitudes van en contra de lo que Jesús nos enseña en su palabra, sobre el amor al prójimo, la bondad, la humildad, la templanza y la mansedumbre.  Seguramente, toda esa gente que aparece en esos programas, ni siquiera conoce el significado de estas palabras. 

           Queremos incluir a las pandillas y tribus urbanas también, que manifiestan abiertamente soberbia, agresividad, violencia, vicios, inmoralidad, etc.  Incluso crímenes y golpizas entre los diferentes grupos.  En un reportaje en televisión, hace un tiempo habló una animadora de fiestas pokemonas.  Ella misma contó lo que hacían durante las fiestas los adolescentes chilenos:  se drogan, tienen sexo y se emborrachan.  Y resulta que ellos son el modelo que los niños y jóvenes chilenos siguen ¿Qué le parece?  ¿Quiere usted que sus hijos sigan estos ejemplos?

          Con todos estos argumentos bíblicos, no nos cabe duda que el contenido de la televisión en general,  no es adecuado ni para nosotros como cristianos, ni para la formación de nuestros hijos.  Queremos aclarar que existen excepciones en la televisión, como programas educativos, dibujos animados, programas infantiles, documentales, reportajes,  noticias, concursos y otros,  cuyo contenido no es el sexo, la violencia, las drogas, etc.  El tema da para pensar mucho, pero lo importante es que prime la moral que Dios nos enseña a todos los cristianos en su palabra y no lo que nosotros consideremos correcto.  Recuerde lo que le dijo Dios a Isaías: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos” (Cáp. 55. 8)   Ojalá no sea usted ese tipo de “cristianos” que creen en Dios, pero cuando la palabra de Dios, escrita en la Biblia va en contra de su propio pensamiento, opiniones o gustos, la rechazan o la tratan de acomodar para que la palabra se adecue a su estilo de vida.  Es tiempo de ser verdaderos cristianos.

        Que el Señor le bendiga, ahora y siempre.  Son nuestros sinceros deseos.