viernes, 26 de julio de 2013

La venida de Cristo


             La venida de Cristo, es un acontecimiento que la mayoría  de los creyentes espera en un lapso breve.  Probablemente, esto se deba a  los sucesos  mundiales que vemos a través de los medios de comunicación: Terremotos, guerras, hambre, enfermedades, inundaciones,  calamidades,  epidemias,  aluviones, sediciones, etc.,  los cuales  Jesucristo anunció  a los apóstoles, en el capítulo 24 del libro de Mateo.  Gran parte del pueblo  que se declara evangélico,  asegura  en sus predicaciones y sermones que la venida de Cristo,  que muchos denominan  “rapto”, se  manifestará en cualquier momento. Pudimos  averiguar  que para proclamar  la venida de Cristo cercana,  se basan  en algunos pasajes bíblicos, como por ejemplo,  la parábola de la higuera, la cual dice así:  “De la higuera  aprended la  parábola:  cuando ya su rama se enternece  y las hojas brotan, sabéis  que el verano está  cerca.  Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas”  Fácilmente nos damos cuenta que el texto no define claramente  qué  es  lo que está cercano. Otro pasaje bíblico, en el cual se fundamentan para  anunciar  la venida de Cristo cercana, esta en el libro de Apocalipsis,  “el que da  testimonio de estas cosas, dice: ciertamente vengo en breve.  Amén, sea así. Ven: señor Jesús.” (Apoc.  22:20)

 

          Una de las tantas versiones que estos hombres tienen del suceso  que estamos analizando, es que  Jesús aparecerá en cualquier momento y se llevará a su pueblo al tercer cielo,  para que allí se realicen las  bodas del cordero, mientras en la tierra ocurra la gran tribulación.  Posteriormente, no tienen claro lo que va a suceder: algunos aseguran que van a reinar para siempre en el cielo;  otros dicen que volverán con Cristo para que se inicie el reinado cristiano en la tierra y que finalmente, Jesús vendría al término del milenio a buscar a su pueblo para llevárselo definitivamente al cielo.  Si esta teoría fuese cierto Cristo vendría CUATRO veces a la tierra.


Todas estas suposiciones de lo que ocurrirá  o no en un futuro próximo  demuestran, una vez más, la importancia de las palabras de Jesús, cuando dijo: “Escudriñad  las escrituras,  porque en ellas os parece encontrareis la vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5: 39)  Mucha gente hoy lee la Biblia, sin preocuparse de entender el verdadero significado de ella y la palabra “escudriñar”,  precisamente nos ayuda a comprender la escritura.  Escudriñar, según el diccionario significa: “Investigar minuciosamente” y sus sinónimos son: Indagar, rebuscar, preguntar, informarse, averiguar.  Como puede usted darse cuenta escudriñar las escrituras no es sólo leerlas y aplicarle el significado que a nosotros nos parece bien. Escudriñar no es esperar cómodamente que alguien nos explique lo que no entendemos y quedarnos con la idea de que la explicación que nos dieron es la correcta.    Lamentablemente,  esto ocurre con frecuencia en  todos los pueblos  que se autodenominan  evangélicos,  que todos creen lo que el otro dijo o tienen como infalible la palabra del pastor.  No comprueban bíblicamente lo que le están enseñando y sin detenerse a averiguarlo, entregan esa enseñanza  a otras personas, y de esta manera trasmiten muchos errores de interpretación, por no escudriñar las Sagradas Escrituras.

            Comenzaremos por examinar la idea que existe, incluso entre gente que no es evangélica,  de que el mundo se va a terminar luego, debido a los acontecimientos predichos por el Señor Jesús, en el capítulo 24 de Mateo, donde los apóstoles le preguntaron:  “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo? Y Jesús les respondió con una advertencia importante, que muchos han pasado por alto: “Mirad  que nadie os engañe.”  ¿Se ha preguntado alguna vez por qué Jesús comenzó el sermón profético con esta frase de advertencia?  Destacamos  que no es la única advertencia de engaño, sino una de muchas que el Señor dejó para que no seamos simples  y  no creamos a toda palabra.  En los siguientes tres versículos, esto es del 5 al 7, encontramos lo siguiente: “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo yo soy el Cristo y a muchos engañarán.  Y oiréis guerras y rumores de guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca; mas aun no es el fin.  Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestilencias y hambres, y terremotos por los lugares.”   Jesús nos enseña que no hay que turbarse por todos estos acontecimientos, porque a pesar de todo lo que vemos en el mundo, todavía no es el fin.  Por lo tanto no hay que confundirse o inquietarse por lo que está  pasando, porque como dice el versículo 8: “y todas estas cosas, principio de dolores”.
     
            Escudriñaremos  una cita o concordancia  “i” que encabeza la frase “que no os turbéis”.  Esta nos lleva al libro segundo de Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 1 al 4, que también nos advierte: “Empero os rogamos, hermanos, cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestro recogimiento a él, que no os mováis fácilmente de vuestro sentimiento, ni os conturbéis ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como nuestra, como que el día del Señor esté cerca.  No os engañe nadie en ninguna manera; porque no vendrá sin que venga antes la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, oponiéndose y levantándose contra todo lo que se llama Dios, o que se adora;  tanto que se asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios”.



Como se puede entender, el apóstol Pablo  se refiere al tema de la venida de Jesucristo, también con  una advertencia  de no dejarse engañar, dando a conocer que no vendrá sin que antes se muestren los hechos antes mencionados.   En virtud de lo expuesto, surge inevitablemente la pregunta ¿cómo Cristo va a venir luego,  si recién estamos en principio de dolores  y el mismo nos advierte que,  a pesar  de lo que esta pasando, aun no es el fin?  Siguiendo  con las advertencias, nos vamos al libro de Lucas, capítulo 21, versículo 8, donde dice: “Mirad, no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: yo soy; y, el tiempo está cerca: por tanto, no vayáis en pos de ellos”.  ¿Cuántos pastores, predicadores, conferencistas, líderes  o  "maestros", proclaman y enseñan, que el tiempo está cerca?  Sólo basta conectar la radio  o el televisor y la gran mayoría de ellos lo hace.

Examinemos ahora al tema de la parábola de la higuera, que constituye una de los fundamentos más utilizados para  asegurar que Jesús viene pronto.  En Mateo, capítulo 24, versículo 32 dice: “De la higuera aprended la parábola: cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.  Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas”.  Para su propia confusión, estas personas que tan leído  tienen  Mateo 24, han interpretado que lo que está cercano, y a las puertas, es la venida de Cristo.  Como no acostumbran escudriñar, les es más fácil adivinar -en el sentido de juzgar por suposición o intuición- o simplemente repetir lo que otro dijo, sin comprobar si es correcto.

Si lee Lucas, capitulo 21, versículos 29 al 31, vera lo siguiente: “Díjoles una parábola: Mirad la higuera y todos los arboles: cuando ya brotan, viéndolo, de vosotros mismos entendéis que el verano está ya cerca.  Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, entended que está cerca el REINO DE DIOS.” Finalmente, hemos llegado a lo que verdaderamente está cercano.  El reino de Dios, del cual profetiza Isaias, Daniel, Miqueas, Haggeo, y el Apocalipsis.

           El otro fundamento, en el cual se basan estos acelerados profetas, es en Apocalipsis, capitulo 22, versículo 20, donde dice: “El que da testimonio de estas cosas, ciertamente vengo en breve. Amén, sea así.  Ven, señor Jesús”.  Vamos a escudriñar o buscar la concordancia “d” que encabeza la frase “ciertamente, vengo en breve”.  Esta cita nos lleva al versículo 7 del mismo capítulo, que dice así: “y he aquí, vengo presto.  Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.  De este versículo 7, se desprende la concordancia “a”, que nos lleva al versículo 11 del capitulo 3, que dice: “he aquí, yo vengo presto.  Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”.   Ya estamos ante recomendaciones individuales.  Si seguimos la concordancia “j” que encabeza la frase “retén tu corona”, nos vamos al capitulo 2, versículo 25: “Empero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga” y la siguiente cita, que se desprende de la frase anterior nos aclara  que la venida que está cerca, es la venida de Jesús, a cada uno de nosotros, en forma individual.  Esta es la cita “b”, que encabeza la frase “yo venga”,  finalmente nos lleva al versículo 3 del capítulo 3, que dice:  “ACUÉRDATE PUES DE LO QUE HAS RECIBIDO Y OIDO, Y GUÁRDALO Y ARREPIÉNTETE. Y SI NO VELARES VENDRE A TÍ COMO LADRÓN Y NO SABRÁS EN QUE HORA VENDRE A TÍ”.

           Como vimos anteriormente, basándonos absolutamente en la Biblia, lo que está cercano no es la venida de Cristo, sino el reino de Dios.   Es importante aclarar que la Biblia no niega la segunda venida de Jesús, menos nosotros, pues si lo hiciéramos estaríamos contra  lo escrito.

Nuestro objetivo principal es el siguiente: el que predica, enseña o habla en el nombre del Señor, que lo haga con un profundo y  bien fundamentado conocimiento de las Sagradas Escrituras y que no transmita su ignorancia cuando entregue el mensaje divino, porque aquello confunde o hace errar a otras personas. Es por este motivo, precisamente que otras religiones o doctrinas, se ríen  de los que se proclaman evangélicos, porque hablan lo que escucharon decir, predican lo que no saben y  anuncian a los cuatro vientos un acontecimiento que, bíblicamente, no puede ocurrir pronto.  Si la venida de Cristo sucediera ahora, el inspirador de la Biblia sería un mentiroso o se estaría contradiciendo y como sabemos, Dios no se contradice ni se equivoca.   La parábola de la higuera, que escudriñamos anteriormente,  refleja claramente el plan que Dios tiene para la humanidad: un reino incorruptible de justicia y paz, que durará mil años, sobre la tierra.
      
           Si  analizamos lo que Jesús nos enseñó en el padre nuestro, buscaremos la cita “m”, que encabeza la frase “venga tu reino”, la cual nos lleva a Mateo 3:2, que dice:  “Y en aquellos días vino Juan el bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo:  arrepentìos, que el reino de los cielos se ha acercado”.   En la palabra “acercado”, hay  varias concordancias que nos hablan del reino de Dios.  La más reveladora es Daniel, capitulo 2, versículo 44: “Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá; y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá  para siempre.”




 Del versículo anterior se desprenden varias concordancias que buscaremos a continuación,   Daniel  7, versículos 14 y 27, agregan: “y fuéle dado señorío, y gloria, y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será transitorio, y su reino que no se corromperá.”  “Y que el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del altísimo; Cuyo reino es reino eterno y todos los señoríos le servirán y obedecerán.”  El  versículo anterior  nos aclara que el lugar  donde se realizará este reinado será la tierra y que,  además, todos los pueblos, naciones y  señoríos de la tierra se someterán al reino de Jesucristo.

            Otra cita bíblica, que nos confirma  lo anterior, se encuentra en el libro de Miqueas 4:6 y 7, que dice:  “En aquel día, dice Jehová,  juntaré la coja y recogeré la amontonada y a la que afligí:  y pondré a la coja para sucesión y  a la descarriada para nación robusta:  y  Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sión  desde ahora para siempre"  si usted esta leyendo Miqueas,  vaya al versículo 1 y lea hasta el 4:  “y acontecerá en los postreros tiempos,  que el monte de la casa de Jehová, será constituido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos.   Y vendrán muchas gentes, y dirán: venid y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas: porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra de Jehová.   Y juzgará entre muchos pueblos, y corregirá fuertes gentes hasta muy lejos: y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para  hoces: no alzará espada gente contra gente, ni más se ensayarán  para la guerra.  Y cada uno se sentará debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien amedrente: porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.”  Lo que acabamos de leer, nos muestra que  la palabra de Jehová,  saldrá del pueblo de los santos que estará gobernando la tierra y se extenderá a todas las naciones.   Habrá paz y tranquilidad,  es decir, no habrá nada que temer y la guerra no existirá.   Este reinado,  tendrá una duración de mil años, como lo explica el capítulo 20 del libro de Apocalipsis.

            Es  importante que usted lea el capítulo completo y se dará cuenta que hay un orden de acontecimientos, que no dejan ninguna duda que el juicio final –sinónimo del fin del mundo y la venida de Cristo- se llevará cabo después que el milenio haya terminado y Jesús haya reinado,  como lo enseña Pablo en el  libro primero de Corintios, capítulo 15, versículo 24 y 25:  “Luego el fin;  cuando entregará el reino a Dios y al padre, cuando haya quitado todo imperio, y  toda potencia y potestad.  Porque es menester que el reine, hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies”.   El  término del reinado cristiano, es una de las pocas referencias que tenemos acerca de la proximidad del juicio final y  de la segunda venida de Cristo.

La  pregunta del millón es la siguiente  ¿cómo va a venir Jesús ahora, si  según la Biblia  tiene que ocurrir el reinado de justicia y paz, antes de su venida?   Hablando hipotéticamente, si Cristo viniera luego, como la mayoría de los pastores o líderes afirma, tendría Jesús  que llevarse a su pueblo, después venir a dejarlo para que reinara y al término del milenio, venir a buscarlo otra vez.  Si fuera así habría una tercera y cuarta venida de Cristo que no existen en ninguna parte de las Sagradas Escrituras.

           Hay un versículo que nos llama poderosamente la atención  y lo encontramos en el libro de Marcos, capitulo 13, versículo 32: “empero de aquel día y la hora, nadie sabe;  ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el hijo, sino el padre”.  Ni siquiera los ángeles del cielo saben cuando vendrá Jesús, ni Jesús mismo sabe cuando será  enviado. Solamente el Padre sabe el momento exacto. Entonces  ¿por qué se anuncia la venida de Cristo a voz en cuello?  ¿Acaso estos predicadores tienen más privilegios que Jesús y el Padre se lo reveló a ellos, pasando por alto a su propio hijo?  ¿Están ellos en el secreto de Dios, por encima de Jesucristo?  Es imposible que ellos sepan cuando viene Jesucristo, puesto que sólo Dios lo sabe.  Del versículo 32 que revisamos se desprende una concordancia que nos lleva al libro de Los Hechos, capítulo uno, versículo 7, que dice lo siguiente: “no toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el padre puso en su sola potestad……”  el  versículo anterior es totalmente dedicado a todas las personas que, con una enorme jactancia e ignorancia, anuncian cercano dicho suceso.

           Existe una contradicción vital entre lo que estos líderes religiosos hablan y lo que hacen.   Aun para los impíos es conocida su predicación, anunciando la venida de Cristo en las radios y espacios televisivos que han comprado.  Si usted pone atención y escucha lo que hablan, no pasará mucho rato hasta que le soliciten  ofrendas o aportes en dinero para levantar nuevos templos, comprar nuevas radios o como en el caso de los que aparecían en vida visión en la señal  2, de televisión abierta, para comprarse el canal.   Y la pregunta  del millón nuevamente es: ¿para que necesitan comprar nuevos canales de televisión, emisoras radiales  o construir nuevas iglesias, si ellos anuncian que Cristo vendrá en cualquier momento?  Y ¿para qué los proyectos a futuro, si considerando su predicación, no alcanzarían a llevarlos a la realidad?   Estimado lector, como usted ha notado,  los argumentos que ellos utilizan  para anunciar la venida de Cristo y para pedir ofrendas, son totalmente falsos y fuera de la verdad bíblica.




            Últimamente,  la mayoría de los líderes y pastores han cambiado de predicación.  Ya no insisten en la venida de Jesús cercana, sino que ahora aseguran que van a “conquistar” Chile para Cristo  y dan a entender que ellos son los que van a reinar en la tierra, bajo la dirección divina.  Para nadie es un secreto que su objetivo principal, aunque muy disimulado, es sacarle dinero a los que ignoran las Sagradas Escrituras y a los simples de corazón.  Hablan de “impactar”
Impactar no es hacer llover oro en las congregaciones, impactar no es ir con una pistola y pararse frente a la casa de gobierno, amenazando quitarse la vida, impactar no es querer ser candidato a presidente de la republica, impactar no es sacarse el vestòn y empezar a darle vestonazos y soplidos a los seguidores, impactar no es tener un canal “evangélico” y estar todo el día pidiendo ofrendas y donaciones, sin embargo, todavía estamos esperando que se manifiesten en ellos las señales que tienen que cumplirse en todos los que han creído verdaderamente en Jesús y en el evangelio. “Y estas señales  seguirán a los que creyeren:  en mi nombre echarán fuera demonios; hablaran nuevas lenguas; quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”   (Marcos 16: 17 y 18)  Cuando los cojos salten, los ciegos vean, a los mancos y amputados les crezcan nuevos brazos o piernas, los mudos hablen, los sordos escuchen y los inválidos se levanten de sus sillas de ruedas, en presencia de cualquier persona –ojalá médicos- que atestigüen que verdaderamente hubo un milagro, sólo entonces se puede hablar de prodigios y milagros.  Un prodigio o milagro no es que a alguien se le quite un dolor de cabeza, de espalda o de estómago como las sanidades que ellos afirman se producen en sus fiestas de alabanza o en sus congresos y reuniones y que a nadie le constan realmente, solo entonces  impactaràn y conquistaran gentes para Cristo y recibirán el reconocimiento y gloria de hombres que tanto desean, pues se han quejado que no los consideran como a ellos les gustaría.

Ellos mismos dan testimonio que no han creído ni se han convertido a Dios, por su ambición, sus disoluciones y porque ninguno de ellos puede realizar sanidades o señales como las que Jesús hacía y que él aseguró que mayores cosas harían los que creyeran en él.  El único milagro que hacen en sus reuniones o en televisión es juntar miles o millones de pesos en horas o pocos días, sin trabajarle un día a nadie, siendo que el Apóstol Pablo que era un verdadero siervo de Dios, trabajaba con sus manos y evitaba ser mantenido con el fin de no ser carga pesada para nadie, y para no desprestigiar o poner escándalo al evangelio.  (Los Hechos 18: 1-3; cap. 20 33-35; 1 Corintios 9: 10-12; 2 Corintios 12: 14; 2 Tesalonicenses 3: 6-12; etc.

            Estimado lector, es tiempo que abra sus ojos al verdadero evangelio, libre de avaricia y engaño y despierte para creer en Jesús y formar parte de los planes divinos.

            Dios le bendiga.


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