La venida de Cristo
La venida de Cristo, es un acontecimiento que la
mayoría de los
creyentes espera en un lapso breve.
Probablemente, esto se deba a los
sucesos mundiales que vemos a través de
los medios de comunicación: Terremotos, guerras, hambre, enfermedades,
inundaciones, calamidades, epidemias,
aluviones, sediciones, etc., los
cuales Jesucristo anunció a los apóstoles, en el capítulo 24 del libro
de Mateo. Gran parte del pueblo que se declara evangélico, asegura
en sus predicaciones y sermones que la venida de Cristo, que muchos denominan “rapto”, se manifestará en cualquier momento. Pudimos
averiguar que para proclamar la venida de Cristo cercana, se basan
en algunos pasajes bíblicos, como por ejemplo, la parábola de la higuera, la cual dice
así: “De la higuera aprended la
parábola: cuando ya su rama se
enternece y las hojas brotan,
sabéis que el verano está cerca.
Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está
cercano, a las puertas” Fácilmente nos
damos cuenta que el texto no define claramente
qué es lo que está cercano. Otro pasaje bíblico, en
el cual se fundamentan para
anunciar la venida de Cristo
cercana, esta en el libro de Apocalipsis,
“el que da testimonio de estas
cosas, dice: ciertamente vengo en breve.
Amén, sea así. Ven: señor Jesús.” (Apoc.
22:20)
Una de las tantas versiones que
estos hombres tienen del suceso que
estamos analizando, es que Jesús
aparecerá en cualquier momento y se llevará a su pueblo al tercer cielo, para que allí se realicen las bodas del cordero, mientras en la tierra
ocurra la gran tribulación.
Posteriormente, no tienen claro lo que va a suceder: algunos aseguran
que van a reinar para siempre en el cielo;
otros dicen que volverán con Cristo para que se inicie el reinado
cristiano en la tierra y que finalmente, Jesús vendría al término del milenio a
buscar a su pueblo para llevárselo definitivamente al cielo. Si esta teoría fuese cierto Cristo vendría
CUATRO veces a la tierra.
Todas estas suposiciones de lo que
ocurrirá o no en un futuro próximo demuestran, una vez más, la importancia de
las palabras de Jesús, cuando dijo: “Escudriñad
las escrituras, porque en ellas
os parece encontrareis la vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mí”
(Juan 5: 39) Mucha gente hoy lee la Biblia , sin preocuparse de
entender el verdadero significado de ella y la palabra “escudriñar”, precisamente nos ayuda a comprender la
escritura. Escudriñar, según el
diccionario significa: “Investigar minuciosamente” y sus sinónimos son:
Indagar, rebuscar, preguntar, informarse, averiguar. Como puede usted darse cuenta escudriñar las
escrituras no es sólo leerlas y aplicarle el significado que a nosotros nos
parece bien. Escudriñar no es esperar cómodamente que alguien nos explique lo
que no entendemos y quedarnos con la idea de que la explicación que nos dieron
es la correcta. Lamentablemente, esto ocurre con frecuencia en todos los pueblos que se autodenominan evangélicos,
que todos creen lo que el otro dijo o tienen como infalible la palabra
del pastor. No comprueban bíblicamente
lo que le están enseñando y sin detenerse a averiguarlo, entregan esa
enseñanza a otras personas, y de esta
manera trasmiten muchos errores de interpretación, por no escudriñar las Sagradas
Escrituras.
Comenzaremos por examinar la idea que existe,
incluso entre gente que no es evangélica,
de que el mundo se va a terminar luego, debido a los acontecimientos
predichos por el Señor Jesús, en el capítulo 24 de Mateo, donde los apóstoles
le preguntaron: “¿Cuándo serán estas
cosas, y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo? Y Jesús les
respondió con una advertencia importante, que muchos han pasado por alto: “Mirad
que nadie os engañe.” ¿Se ha
preguntado alguna vez por qué Jesús comenzó el sermón profético con esta frase
de advertencia? Destacamos que no es la única advertencia de engaño,
sino una de muchas que el Señor dejó para que no seamos simples y no
creamos a toda palabra. En los
siguientes tres versículos, esto es del 5 al 7, encontramos lo siguiente: “Porque
vendrán muchos en mi nombre, diciendo yo soy el Cristo y a muchos
engañarán. Y oiréis guerras y rumores de
guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca;
mas aun no es el fin. Porque se
levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestilencias y
hambres, y terremotos por los lugares.”
Jesús nos enseña que no hay que turbarse por todos estos
acontecimientos, porque a pesar de todo lo que vemos en el mundo, todavía no es
el fin. Por lo tanto no hay que
confundirse o inquietarse por lo que está
pasando, porque como dice el versículo 8: “y todas estas cosas,
principio de dolores”.
Escudriñaremos una cita o concordancia “i” que encabeza la frase “que no os
turbéis”. Esta nos lleva al libro
segundo de Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 1 al 4, que también nos
advierte: “Empero os rogamos, hermanos, cuanto a la venida de nuestro Señor
Jesucristo, y nuestro recogimiento a él, que no os mováis fácilmente de vuestro
sentimiento, ni os conturbéis ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta
como nuestra, como que el día del Señor esté cerca. No os engañe nadie en ninguna manera; porque
no vendrá sin que venga antes la apostasía, y se manifieste el hombre de
pecado, el hijo de perdición, oponiéndose y levantándose contra todo lo que se
llama Dios, o que se adora; tanto que se
asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios”.
Como se puede
entender, el apóstol Pablo se refiere al
tema de la venida de Jesucristo, también con
una advertencia de no dejarse
engañar, dando a conocer que no vendrá sin que antes se muestren los hechos
antes mencionados. En virtud de lo
expuesto, surge inevitablemente la pregunta ¿cómo Cristo va a venir luego, si recién estamos en principio de
dolores y el mismo nos advierte
que, a pesar de lo que esta pasando, aun no es el
fin? Siguiendo con las advertencias, nos vamos al libro de
Lucas, capítulo 21, versículo 8, donde dice: “Mirad, no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre,
diciendo: yo soy; y, el tiempo está cerca: por tanto, no vayáis en pos de
ellos”. ¿Cuántos pastores, predicadores,
conferencistas, líderes o "maestros", proclaman y enseñan,
que el tiempo está cerca? Sólo basta
conectar la radio o el televisor y la
gran mayoría de ellos lo hace.
Examinemos ahora al
tema de la parábola de la higuera, que constituye una de los fundamentos más
utilizados para asegurar que Jesús viene
pronto. En Mateo, capítulo 24, versículo
32 dice: “De la higuera aprended la parábola: cuando ya su rama se enternece, y
las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis todas
estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas”. Para su propia confusión, estas personas que
tan leído tienen Mateo 24, han interpretado que lo que está
cercano, y a las puertas, es la venida de Cristo. Como no acostumbran escudriñar, les es más
fácil adivinar -en el sentido de juzgar por suposición o intuición- o
simplemente repetir lo que otro dijo, sin comprobar si es correcto.
Si lee Lucas,
capitulo 21, versículos 29 al 31, vera lo siguiente: “Díjoles una parábola:
Mirad la higuera y todos los arboles: cuando ya brotan, viéndolo, de vosotros
mismos entendéis que el verano está ya cerca.
Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, entended que
está cerca el REINO DE DIOS.” Finalmente,
hemos llegado a lo que verdaderamente está cercano. El reino de Dios, del cual profetiza Isaias,
Daniel, Miqueas, Haggeo, y el Apocalipsis.
El otro fundamento, en el cual se basan estos
acelerados profetas, es en Apocalipsis, capitulo 22, versículo 20, donde dice:
“El que da testimonio de estas cosas, ciertamente vengo en breve. Amén, sea
así. Ven, señor Jesús”. Vamos a escudriñar o buscar la concordancia
“d” que encabeza la frase “ciertamente, vengo en breve”. Esta cita nos lleva al versículo 7 del mismo
capítulo, que dice así: “y he aquí, vengo presto. Bienaventurado el que guarda las palabras de
la profecía de este libro”. De este
versículo 7, se desprende la concordancia “a”, que nos lleva al versículo 11
del capitulo 3, que dice: “he aquí, yo vengo presto. Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu
corona”. Ya estamos ante recomendaciones
individuales. Si seguimos la
concordancia “j” que encabeza la frase “retén tu corona”, nos vamos al capitulo
2, versículo 25: “Empero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga” y la
siguiente cita, que se desprende de la frase anterior nos aclara que la venida que está cerca, es la venida de
Jesús, a cada uno de nosotros, en forma individual. Esta es la cita “b”, que encabeza la frase
“yo venga”, finalmente nos lleva al versículo
3 del capítulo 3, que dice: “ACUÉRDATE
PUES DE LO QUE HAS RECIBIDO Y OIDO, Y GUÁRDALO Y ARREPIÉNTETE. Y SI NO VELARES
VENDRE A TÍ COMO LADRÓN Y NO SABRÁS EN QUE HORA VENDRE A TÍ”.
Como vimos anteriormente, basándonos
absolutamente en la Biblia ,
lo que está cercano no es la venida de Cristo, sino el reino de Dios. Es importante aclarar que la Biblia no niega la segunda
venida de Jesús, menos nosotros, pues si lo hiciéramos estaríamos contra lo escrito.
Nuestro objetivo
principal es el siguiente: el que predica, enseña o habla en el nombre del
Señor, que lo haga con un profundo y
bien fundamentado conocimiento de las Sagradas Escrituras y que no
transmita su ignorancia cuando entregue el mensaje divino, porque aquello
confunde o hace errar a otras personas. Es por este motivo, precisamente que
otras religiones o doctrinas, se ríen de
los que se proclaman evangélicos, porque hablan lo que escucharon decir,
predican lo que no saben y anuncian a
los cuatro vientos un acontecimiento que, bíblicamente, no puede ocurrir
pronto. Si la venida de Cristo sucediera
ahora, el inspirador de la
Biblia sería un mentiroso o se estaría contradiciendo y como
sabemos, Dios no se contradice ni se equivoca.
La parábola de la higuera, que escudriñamos anteriormente, refleja claramente el plan que Dios tiene
para la humanidad: un reino incorruptible de justicia y paz, que durará mil
años, sobre la tierra.
Si
analizamos lo que Jesús nos enseñó en el padre nuestro, buscaremos la
cita “m”, que encabeza la frase “venga tu reino”, la cual nos lleva a Mateo
3:2, que dice: “Y en aquellos días vino
Juan el bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: arrepentìos, que el reino de los cielos se ha
acercado”. En la palabra “acercado”,
hay varias concordancias que nos hablan
del reino de Dios. La más reveladora es
Daniel, capitulo 2, versículo 44: “Y en los días de estos reyes, levantará el
Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá; y no será dejado a otro
pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él
permanecerá para siempre.”
Del versículo anterior se desprenden varias
concordancias que buscaremos a continuación,
Daniel 7, versículos 14 y 27,
agregan: “y fuéle dado señorío, y gloria, y reino; y todos los pueblos,
naciones y lenguas le sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será
transitorio, y su reino que no se corromperá.”
“Y que el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de
todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del altísimo; Cuyo reino es
reino eterno y todos los señoríos le servirán y obedecerán.” El
versículo anterior nos aclara que
el lugar donde se realizará este reinado
será la tierra y que, además, todos los
pueblos, naciones y señoríos de la
tierra se someterán al reino de Jesucristo.
Otra cita bíblica, que nos
confirma lo anterior, se encuentra en el
libro de Miqueas 4:6 y 7, que dice: “En
aquel día, dice Jehová, juntaré la coja
y recogeré la amontonada y a la que afligí:
y pondré a la coja para sucesión y
a la descarriada para nación robusta:
y Jehová reinará sobre ellos en
el monte de Sión desde ahora para
siempre" si usted esta leyendo
Miqueas, vaya al versículo 1 y lea hasta
el 4: “y acontecerá en los postreros
tiempos, que el monte de la casa de
Jehová, será constituido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y
correrán a él los pueblos. Y vendrán
muchas gentes, y dirán: venid y subamos al monte de Jehová, y a la casa del
Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas:
porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre muchos pueblos, y corregirá
fuertes gentes hasta muy lejos: y martillarán sus espadas para azadones, y sus
lanzas para hoces: no alzará espada
gente contra gente, ni más se ensayarán
para la guerra. Y cada uno se
sentará debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien amedrente:
porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.” Lo que acabamos de leer, nos muestra que la palabra de Jehová, saldrá del pueblo de los santos que estará
gobernando la tierra y se extenderá a todas las naciones. Habrá paz y tranquilidad, es decir, no habrá nada que temer y la guerra
no existirá. Este reinado, tendrá una duración de mil años, como lo
explica el capítulo 20 del libro de Apocalipsis.
Es
importante que usted lea el capítulo completo y se dará cuenta que hay
un orden de acontecimientos, que no dejan ninguna duda que el juicio final
–sinónimo del fin del mundo y la venida de Cristo- se llevará cabo después que
el milenio haya terminado y Jesús haya reinado,
como lo enseña Pablo en el libro
primero de Corintios, capítulo 15, versículo 24 y 25: “Luego el fin; cuando entregará el reino a Dios y al padre,
cuando haya quitado todo imperio, y toda
potencia y potestad. Porque es menester
que el reine, hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies”. El
término del reinado cristiano, es una de las pocas referencias que
tenemos acerca de la proximidad del juicio final y de la segunda venida de Cristo.
La pregunta del millón es la siguiente ¿cómo va a venir Jesús ahora, si según la Biblia
tiene que ocurrir el reinado de justicia y paz, antes de su venida? Hablando hipotéticamente, si Cristo viniera
luego, como la mayoría de los pastores o líderes afirma, tendría Jesús que llevarse a su pueblo, después venir a
dejarlo para que reinara y al término del milenio, venir a buscarlo otra
vez. Si fuera así habría una tercera y
cuarta venida de Cristo que no existen en ninguna parte de las Sagradas Escrituras.
Hay un versículo que nos llama poderosamente
la atención y lo encontramos en el libro
de Marcos, capitulo 13, versículo 32: “empero
de aquel día y la hora, nadie sabe; ni
aun los ángeles que están en el cielo, ni el hijo, sino el padre”. Ni siquiera los ángeles del cielo saben
cuando vendrá Jesús, ni Jesús mismo sabe cuando será enviado. Solamente el Padre sabe el momento
exacto. Entonces ¿por qué se anuncia la
venida de Cristo a voz en cuello? ¿Acaso
estos predicadores tienen más privilegios que Jesús y el Padre se lo reveló a
ellos, pasando por alto a su propio hijo?
¿Están ellos en el secreto de Dios, por encima de Jesucristo? Es imposible que ellos sepan cuando viene
Jesucristo, puesto que sólo Dios lo sabe.
Del versículo 32 que revisamos se desprende una concordancia que nos
lleva al libro de Los Hechos, capítulo uno, versículo 7, que dice lo siguiente:
“no toca a vosotros saber los tiempos o
las sazones que el padre puso en su sola potestad……” el
versículo anterior es totalmente dedicado a todas las personas que, con
una enorme jactancia e ignorancia, anuncian cercano dicho suceso.
Existe una contradicción vital entre lo que
estos líderes religiosos hablan y lo que hacen. Aun para los impíos es conocida su
predicación, anunciando la venida de Cristo en las radios y espacios
televisivos que han comprado. Si usted
pone atención y escucha lo que hablan, no pasará mucho rato hasta que le
soliciten ofrendas o aportes en dinero
para levantar nuevos templos, comprar nuevas radios o como en el caso de los
que aparecían en vida visión en la señal 2, de televisión abierta, para comprarse el
canal. Y la pregunta del millón nuevamente es: ¿para que necesitan
comprar nuevos canales de televisión, emisoras radiales o construir nuevas iglesias, si ellos
anuncian que Cristo vendrá en cualquier momento? Y ¿para qué los proyectos a futuro, si
considerando su predicación, no alcanzarían a llevarlos a la realidad? Estimado lector, como usted ha notado, los argumentos que ellos utilizan para anunciar la venida de Cristo y para
pedir ofrendas, son totalmente falsos y fuera de la verdad bíblica.
Últimamente, la mayoría de los líderes y pastores han
cambiado de predicación. Ya no insisten
en la venida de Jesús cercana, sino que ahora aseguran que van a “conquistar”
Chile para Cristo y dan a entender que
ellos son los que van a reinar en la tierra, bajo la dirección divina. Para nadie es un secreto que su objetivo
principal, aunque muy disimulado, es sacarle dinero a los que ignoran las
Sagradas Escrituras y a los simples de corazón.
Hablan de “impactar”
Impactar no es hacer llover oro en las congregaciones,
impactar no es ir con una pistola y pararse frente a la casa de gobierno,
amenazando quitarse la vida, impactar no es querer ser candidato a presidente
de la republica, impactar no es sacarse el vestòn y empezar a darle vestonazos
y soplidos a los seguidores, impactar no es tener un canal “evangélico” y estar
todo el día pidiendo ofrendas y donaciones, sin embargo, todavía estamos
esperando que se manifiesten en ellos las señales que tienen que cumplirse en
todos los que han creído verdaderamente en Jesús y en el evangelio. “Y estas
señales seguirán a los que creyeren: en mi nombre echarán fuera demonios; hablaran
nuevas lenguas; quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les
dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán” (Marcos 16: 17 y 18) Cuando los cojos salten, los ciegos vean, a
los mancos y amputados les crezcan nuevos brazos o piernas, los mudos hablen,
los sordos escuchen y los inválidos se levanten de sus sillas de ruedas, en
presencia de cualquier persona –ojalá médicos- que atestigüen que
verdaderamente hubo un milagro, sólo entonces se puede hablar de prodigios y
milagros. Un prodigio o milagro no es
que a alguien se le quite un dolor de cabeza, de espalda o de estómago como las
sanidades que ellos afirman se producen en sus fiestas de alabanza o en sus
congresos y reuniones y que a nadie le constan realmente, solo entonces impactaràn y conquistaran gentes para Cristo
y recibirán el reconocimiento y gloria de hombres que tanto desean, pues se han
quejado que no los consideran como a ellos les gustaría.
Ellos mismos dan testimonio que no han
creído ni se han convertido a Dios, por su ambición, sus disoluciones y porque
ninguno de ellos puede realizar sanidades o señales como las que Jesús hacía y
que él aseguró que mayores cosas harían los que creyeran en él. El único milagro que hacen en sus reuniones o
en televisión es juntar miles o millones de pesos en horas o pocos días, sin
trabajarle un día a nadie, siendo que el Apóstol Pablo que era un verdadero
siervo de Dios, trabajaba con sus manos y evitaba ser mantenido con el fin de
no ser carga pesada para nadie, y para no desprestigiar o poner escándalo al
evangelio. (Los Hechos 18: 1-3; cap. 20
33-35; 1 Corintios 9: 10-12; 2 Corintios 12: 14; 2 Tesalonicenses 3: 6-12; etc.
Estimado
lector, es tiempo que abra sus ojos al verdadero evangelio, libre de avaricia y
engaño y despierte para creer en Jesús y formar parte de los planes divinos.
Dios le bendiga.
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