sábado, 28 de enero de 2012

IMITANDO A PABLO

                           IMITEMOS AL APÓSTOL PABLO

            “Sed  imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 de Corintios, 11: 1) es la frase que hemos elegido para comenzar este volante.  Frase que encierra una gran enseñanza que el apóstol Pablo dejó a todos los que se consideren cristianos, por lo tanto merece que hagamos un profundo análisis de ella. 

            Si una de sus cualidades es ser escudriñador de la Biblia, sabrá  que el apóstol  Pablo y muchos otros discípulos y apóstoles, cumplieron con esparcir la semilla del evangelio en forma esforzada y valiente e igualmente los santos profetas, llevando el mensaje divino a donde eran enviados.   Todos estos grandes hombres de Dios,  tuvieron que pasar las aflicciones y pruebas que son inherentes a la vida de un verdadero cristiano,  como lo dice bien, Pablo en el libro de los Hebreos: “otros experimentaron vituperios y azotes; y a mas de esto prisiones y cárceles; fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a cuchillo; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de oveja y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno......” (Cap. 11: 35-38).  Pablo también tuvo que vivir pruebas y sufrimientos, como el mismo relata: “¿son ministros de Cristo? (Como poco sabio hablo.) Yo más: En trabajos más abundantes; en azotes sin medida; en cárceles más; en muertes muchas veces.  De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.  Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado en lo profundo del mar; en caminos muchas veces, peligros de ríos, peligros de ladrones, peligro de los de mi nación,  peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en la mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y en fatiga, en muchas vigilias, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; sin otras cosas además, lo que sobre mi se agolpa cada día, la solicitud de todas las iglesias.”  (2 de corintios 11: 23 – 28) Un hombre que después de haber sufrido todo esto, se mantenga fiel al señor y al evangelio, demuestra plenamente su convicción cristiana y fidelidad a toda prueba. 

              Otra faceta de la vida de Pablo y su ejemplo, es algo que quizás le sorprenderá un poco.   Citaremos el capítulo 18 del libro de los Hechos, versículo 1 al 3, que dice: “Pasadas estas cosas, Pablo partió de Atenas y vino a Corinto.  Y hallando un judío llamado Aquila, natural del ponto, que hacía poco que había venido de Italia y a Priscila su mujer, se vino a ellos; y porque era de su oficio, posó con ellos y trabajaba; porque el oficio de ellos era hacer tiendas".  En el mismo libro,  Pablo dice: “la plata, el oro o el vestido de nadie he codiciado.  Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y a los que están conmigo, estas manos me han servido.   En todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar a los enfermos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: más bienaventurada cosa es dar que recibir.” (Hechos 20: 33-35)   Esta muy claro el hecho de que el apóstol Pablo trabajaba materialmente  ¿POR QUÉ Pablo TRABAJABA?  El mismo responde:  ni comimos el pan de ninguno de balde; antes obrando con trabajo y fatiga de noche y de día, por no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos potestad sino por daros en nosotros un ejemplo, para que nos imitaseis.  Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma”.   Pablo trabajaba para no ser gravoso a ninguno de los hermanos, es decir, para no ser una carga pesada y no ser molestia para nadie y enseñaba que todos siguieran su ejemplo y el que no quisiere trabajar, que no comiese.   Hay una concordancia “q” encabezando la frase “que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma  la cual nos lleva a génesis 3:19, que nos confirma que Pablo se refería directamente al trabajo material.  Y también nos lleva al libro primero de Tesalonicenses,  donde nuevamente insiste: “....y que procuréis tener quietud  y hacer vuestros negocios y obréis de vuestras manos de la  manera que os hemos mandado; a fin de que andéis honestamente para con los extraños y no necesitéis de nada” (cap. 4: 11-12)
              
El apóstol tenia facultad para ser sostenido materialmente por la iglesia, pero no usaba de ella, como lo explica el mismo: “si otros tienen en vosotros esta potestad, ¿no mas bien nosotros?  Mas no hemos usado de esta potestad: antes lo sufrimos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo” (1 de corintios 9:12)  escudriñaremos la concordancia  “a” del versículo anterior, que nos conduce a lo siguiente: “no dando a nadie ningún escándalo,  para que el ministerio nuestro no sea vituperado.....”(2 de corintios 6:3)  y se desprende del versículo 12 lo siguiente: “mas lo que hago, haré aun, para cortar la ocasión de aquellos que la desean, a fin de que en aquello que se glorían, sean hallados semejantes a nosotros.  Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de Cristo.”   Basándonos en lo anterior concluimos que Pablo trabajaba materialmente para no dar ocasión a que el ministerio fuera objeto de murmuraciones, criticas o fuera desaprobado y censurado por los que no eran cristianos.  No cabe duda que Pablo  estaba muy lejos de la ambición desmedida, del amor al dinero y a las dádivas, constituyendo así un ejemplo de honestidad para todos nosotros y estamos seguros que usted piensa lo mismo.   Referente al ultimo versículo citado y considerando que el tema es abordado por Pablo en gran parte del capitulo 11 del  libro segundo de Corintios, no hay que ser un genio para darse cuenta que los falsos hermanos u obreros fraudulentos, a los cuales Pablo se refiere y que se disfrazan de apóstoles de Cristo no son mas que los que andan deshonestamente, viviendo de los demás, amando el dinero, las dádivas y lo que es mas grave, desprestigiando el evangelio de Jesús.  

Pablo además, nos aconseja alejarnos de los que hacen tales cosas, como lo advierte en el libro de Filipenses: “Hermanos, sed imitadores de mí, y Mirad los que así anduvieren como nos tenéis por ejemplo.  Porque muchos andan, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo: cuyo fin será perdición, cuyo Dios es el vientre, y su gloria es en confusión; que sienten lo terreno.”  La cita “m” del versículo 19, nos lleva al siguiente pasaje bíblico: “y os ruego hermanos, que miréis a los que causan disensiones y escándalos  contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos.  Porque los tales no sirven al señor nuestro Jesucristo, sino a sus vientres, y con suaves palabras y bendiciones engañan los corazones de los simples  Hoy,  podemos ver con tristeza que las iglesias están llenas de enemigos de la cruz de Cristo y dentro de este gran número de gente hay líderes religiosos evangélicos que han llegado a decir que no están dispuestos a sufrir necesidades económicas y que se rebelan a ser pobres, argumentando que Dios es dueño de todas las riquezas y que por su condición de “hijo de Dios” no tienen por que pasar  por ese tipo de cosas.  Lo más grave de todo esto, es que los que afirman tales cosas son pastores, obispos o líderes  de iglesias  “evangélicas”, gente que imparte enseñanza espiritual a gran cantidad de personas y cuyos sermones o afirmaciones contradicen en muchos puntos lo establecido en la Santa Biblia.   Citaremos las Sagradas escrituras, nuevamente en la enseñanza del apóstol de los gentiles, en el libro de los Filipenses: “no lo digo en razón de indigencia, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo.  Sé estar humillado y sé tener abundancia: en todo y por todo estoy enseñado, así para hartura como para hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.  Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.  Bíblicamente,  es sabido que parte ineludible de la cruz que todo verdadero cristiano debe cargar incluye pruebas, apuros económicos, injusticias, enfermedades, hambre, frío, cárceles, insultos, etc.  Recordemos todo lo que Pablo tuvo que pasar y que vimos anteriormente.  La pregunta del millón es la siguiente: ¿existirá alguno de estos falsos “pastores” que imite a Pablo?

Tristemente el evangelio de Jesús ha sido desprestigiado entre los gentiles, como está escrito,  pero más vergonzoso aun es que lo hagan los pastores o líderes, que supuestamente deberían dar el ejemplo.  Hemos escuchado a tantas personas decir: “los canutos son unos sinvergüenzas y piden plata todo el día” y a un pariente nuestro que nos dijo: “cuando quede sin pega, voy a hacerme pastor”.  Los que no conocen a Dios se dan cuenta que algo anda mal, sin siquiera haberlo comprobado en la Biblia como lo hicimos nosotros.  Si bien en el tiempo de Pablo se hacían colectas, como lo dice el libro de los romanos, en el capítulo 15, versículo 26; el dinero que se juntaba era para los pobres de los santos y no para otras cosas.  Hoy en radios y televisión piden dinero para levantar nuevas iglesias, comprar emisoras radiales y canales de televisión y solo una mínima parte va a los pobres.

  Si bien Pablo habla a los Gálatas, diciendo: “y el que es enseñado en la palabra, comunique en todos los bienes al que lo instruye” (Capitulo 6, versículo 6) este versículo nos lleva leer lo siguiente: “Así también ordenó el Señor a los que anuncian  el evangelio que vivan del evangelio. MAS YO DE NADA ESTO ME APROVECHÉ: NI TAMPOCO HE ESCRITO ESTO PARA QUE SE HAGA ASÍ CONMIGO, PORQUE TENGO POR MEJOR MORIR, ANTES QUE NADIE HAGA VANA ESTA MI GLORIA.” (1 de Corintios 9: 14 y 15)  Del versículo 14 se desprende la concordancia “f” que nos desplaza al evangelio según San Mateo capítulo 10: versículos 9 y 10,  donde el Señor dice que el obrero es digno de su alimento.  Nótese que la concordancia  “r” nos vuelve nuevamente al  1er. libro de los Corintios, capítulo 9, versículos 7 al 14 donde dice lo siguiente: “¿Quién jamás peleó a sus expensas? ¿Quién planta viñas, y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado? ¿Digo esto según los hombres? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés esta escrito: no pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes? ¿O dìcelo enteramente por nosotros? Pues por nosotros esta escrito: porque con esperanza ha de arar el que ara; y el que trilla, con esperanza  de recibir el fruto.  Si nosotros os sembramos lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos lo vuestro carnal?  Por lo anterior, la ayuda económica (que NO es el diezmo) a un pastor o líder que se dedica enteramente a la obra en forma esforzada y honesta es totalmente bíblica,  pero Pablo insiste en que debemos imitarlo y que andemos honestamente entre los extraños, a fin de no desprestigiar el ministerio.  Pablo no usaba de la facultad de ser sostenido por la iglesia, para que el ministerio no fuera desprestigiado y actualmente, hombres que son muy inferiores a Pablo y que ni siquiera cumplen con los requisitos y obligaciones de un pastor, hoy son mantenidos por sus iglesias y no solo mantenidos, sino que se han enriquecido con el dinero de los diezmos y ofrendas. 

      Hay pastores que cuando comenzaron a ejercer el cargo tenían una casa muy modesta y al correr del tiempo, tienen 2 o 3 casas bien equipadas, camionetas, autos, negocios, casa en la playa, parcelas e incluso empresas.  Y si hacemos una encuesta entre los pueblos de estos pastores, encontramos que hay gente arrendando piezas, ganando el sueldo mínimo, trabajando horas extras e incluso, cesantes, gente empeñosa y trabajadora, que junta dinero peso por peso para tener algún día su casa propia, mientras el pastor disfruta de la buena vida, que la mayoría de las veces, ni siquiera merece.  Muchos malos pastores en su vida habían viajado al extranjero y ahora recorren el mundo entero con el pretexto de ir a predicar el evangelio, alojándose en lujosos hoteles.  Ahora comparemos esto con el ejemplo que el  Señor Jesús nos entregó, naciendo en un pesebre y viviendo totalmente ajeno a cualquier tipo de lujos o comodidades que pudieran haber existido en ese tiempo.  Ni siquiera tenía donde recostar su cabeza, siendo el hijo de Dios y  estos hombres, que no tienen  punto de comparación con Jesús, se han  enriquecido haciendo del evangelio un verdadero negocio, en el cual sólo hay que tener poder de convencimiento, labia y carisma para conquistar a los fieles y hacerles soltar el dinero sin dolor.   Como se nota que sus seguidores poco o nada han ESCUDRIÑADO las Sagradas Escrituras, sobre todo el ejemplo que el apóstol Pablo nos dejó,  trabajando para no ser carga pesada a los hermanos y para no desprestigiar el evangelio, aconsejaba que todos debieran imitarlo y no andar deshonestamente entre los gentiles.   Y como se nota también que estos pastores han pasado por alto en forma muy conveniente las palabras del mismo apóstol, cuando dice: “porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.  Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, seamos contentos con esto.  Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden a los hombres en perdición y muerte.  PORQUE EL AMOR DEL DINERO ES LA RAÍZ DE TODOS LOS MALES: EL CUAL CODICIANDO ALGUNOS, SE DESCAMINARON DE LA FE Y FUERON TRASPASADOS DE MUCHOS DOLORES” (1 DE TIMOTEO 6: 7 – 10)

Estos falsos hermanos u obreros fraudulentos no han seguido el ejemplo de Pablo, sino que se han aprovechado del evangelio para lucrarse usando una serie de versículos bíblicos (descontextualizados o tergiversados) para exigir el diezmo a sus fieles.  El diezmo no es exigido en ninguna parte del Nuevo Testamento.  En el Antiguo Testamento el diezmo servía para el sostenimiento de los Levitas, porque éstos no tenían herencia en la tierra en común con las otras tribus (Lev.  27: 30 – 33;  Núm. 18:21 32;  Dt. 14: 27 – 29)  Al tercer año  el diezmo de ese año era puesto a disposición también de los extranjeros, huérfanos y viudas. (Dt.  12: 5-7;  14: 22 – 29;  26: 12 – 14)  y este diezmo no era exigido en dinero, sino en cosecha y animales.  Por esto, el que el pasaje de Malaquias tan mal utilizado por estos falsos hermanos dice así: “Traed los diezmos al alfolí y haya ALIMENTO en mi casa”   El 10% del sueldo para el pastor, jefe o líder espiritual NO HA EXISTIDO NUNCA EN LA BIBLIA.  En 2 de Corintios, capítulo 9, versículo 7 Pablo dice claramente: “CADA UNO DÉ COMO PROPUSO EN SU CORAZÓN: no con tristeza o por necesidad;  porque Dios ama al dador alegre.”  Esto nos deja bastante claro que uno puede dar en forma libre, lo que uno sienta en su corazón y no, como una obligación de un 10%.

Le invitamos a imitar a Pablo y a no dejar de escudriñar la Santa Biblia.  Queremos aclarar que éstos falsos líderes que enseñan la doctrina de la “prosperidad”, no son cristianos genuinos.  Ellos captaron que el negocio era bueno y se “hicieron pastores”.  Ellos no predican el evangelio original.  Sin embargo y gracias al Señor, todavía quedan verdaderos pastores y hermanos que profesan el verdadero evangelio, que se entrega gratuitamente.  Que Dios le bendiga,  y abra su mente y su corazón para atesorar estas verdades que nos advierten que no nos dejemos engañar y que no creamos a toda palabra.
                                                                                                                                                Enero de 2012.


El Diezmo y sus Beneficiados

EL DIEZMO PROTESTANTE ACTUAL: ¿UN MANDATO DE DIOS O UN GRAN FRAUDE?
     
          Aunque suene algo fuerte lo que escribire en este analisis, dire tajantemente que el diezmo se pide por 2 razones, la orimera es por ignorancia escritural, y la segunda es por sinverguenzura y nulo temor a Dios, no existe otro fundamento para pedir los diezmos en las congregaciones.

          Estamos convencidos de que varias personas tienen muy clara la respuesta a la pregunta formulada,  nos es necesario informar a aquellos que todavía están seguros y con la palabra de Dios como principal fundamento, poder despejar las dudas y temores que hoy afectan a los cristianos genuinos.   

       En el diccionario de la Real Academia Española (R.A.E.), encontramos el significado de la palabra diezmo (el segundo significado, relacionado con la iglesia): “Parte de los frutos, regularmente la décima, que pagaban los fieles a la iglesia”.  Utilizaremos, como siempre, la Biblia Reina-Valera, 1909.

        Una de las referencias al diezmo, la encontramos en el libro de Levítico: “y todas las décimas de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová son: es cosa consagrada a Jehová y si alguno quisiere redimir algo de sus décimas, añadirá su quinto a ello.  Y toda décima de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, la décima será consagrada a Jehová.” (Capítulo 27, Versículos 30 al 32).
 
       También citaremos Números, capítulo 18: 21, que dice: “y he aquí yo he dado a los hijos de Levi todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo del testimonio.”  Es conveniente también citar lo que dice el capítulo 14 de Deuteronomio: “Y no desampararás  al Levita que habitare en tus poblaciones;  porque no tiene parte ni heredad contigo.  Al cabo de cada tres años sacarás TODO EL DIEZMO DE TUS PRODUCTOS de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades.  Y vendrá el Levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que hubiere en tus poblaciones, y comerán serán saciados;  para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos que hicieres.”

          Solo leyendo los párrafos anteriores que contienen tres citas bíblicas, la misma palabra de Dios nos  prueba importantes aspectos del diezmo.  En primer lugar, el diezmo era agrícola y ganadero (cosechas y animales) y no en dinero.  En segundo lugar, el diezmo fue establecido para el sustento de los Levitas, que no tenían heredad en la tierra en común con las otras tribus de Israel y también para los necesitados.  En ninguna parte de estos pasajes bíblicos se habla del 10% del sueldo en dinero.

          Existen varios versículos bíblicos que confirman que el diezmo se daba en productos de la tierra o agrícolas y no en dinero.  Por ejemplo, en Deuteronomio: “Indispensablemente diezmarás todo el producto de tu simiente, que rindiere el campo cada año.  Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para hacer habitar allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y los primerizos de tus manadas, y de tus ganados para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.” (Versículos 22 y 23)  Otro pasaje es el de Deuteronomio, capítulo 26, versículos 12 y 13, donde dice: “Cuando hubieres acabado de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al Levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda;  y comerán en tus villas y se saciarán. ….” 

         Como usted puede darse cuenta, el diezmo nunca fue establecido en dinero y el pasaje de Malaquias 3, que es tan utilizado por los pastores o líderes que piden diezmos, confirma esta verdad bíblica.  Este pasaje dice: “¿Robará el hombre a Dios?  Pues vosotros me habéis robado.  Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado?  Los diezmos y las primicias.  Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.  Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa;  y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”

       Claramente Dios esta hablándole a un nación (país) y no a la iglesia, pero hoy día los pastores inescrupulosos, enseñan a diezmar a la congregación, y así ellos vivir reposadamente sin preocuparse de trabajar,  este pasaje habla de traer los diezmos al alfolí (granero) y de que haya alimento en la casa de Dios.  Aquí, públicamente el Señor reprende a los que, en ese tiempo, no traían sus diezmos al alfolí, que era el alimento de los Levitas y necesitados.  De ningún modo habla de un porcentaje de dinero.  

      Este pasaje bíblico es clave para saber cuál es la forma de dar que se nos enseña en el Nuevo Testamento.   Si usted sigue la concordancia “p” del pasaje de Malaquias 3, que nos habla del diezmo en el Antiguo Testamento, descubrirá que nos lleva a 2 de Corintios 9: 6-8, del cual extraemos el versículo 7 que dice manifiestamente:  “Cada uno dé como propuso en su corazón:  no con tristeza o por necesidad;   porque Dios ama el dador alegre.” Este es el modo de dar, lo que uno propuso en su corazón y con alegría.”  ¿Cuántos hermanos hoy dan el diezmo por obligación y no con alegría?  ¿Cuántos entregan los diezmos a cambio de la bendición del Señor o para no ser catalogados de “ladrones”?

          El diezmo era una ley establecida por Jehová, dentro del pueblo de Israel, para el sustento de los Levitas y necesitados y era entregado en cosechas y animales.  Usted se preguntará entonces ¿Por qué gran cantidad de pastores evangélicos piden diezmos en la actualidad?  
      En ninguna parte del Nuevo Testamento, ni el Señor Jesucristo, ni los apóstoles enseñan a diezmar y mucho menos que es el 10% del salario.  La palabra “diezmo” se menciona en tres partes en el Nuevo Testamento.  Se habla de los fariseos que lo daban (Mateo 23: 23 y Lucas 11, 42), porque todos sabemos que ellos se vanagloriaban en guardar la ley de Moisés.  En Lucas 18: 12 al 14, tenemos al fariseo que se jactaba de dar el diezmo y de ser mejor que los demás y no resultó justificado, ni bendecido.  Las otras veces que se nombra el diezmo es en la carta de Pablo a los Hebreos y es el que da por única vez Abraham a Melchisedec  y era parte de un botín de guerra. (Y dicho sea de paso NO ERA DINERO)

          Lamentablemente, mucho pueblo de Dios y no lo decimos con el propósito de ofender, tiene poco conocimiento de la Escritura, entonces opta por lo más fácil que es aceptar todo lo que su pastor diga sin siquiera comprobar si lo que está hablando o enseñando se enmarca en la Biblia.  A muchos les es más fácil escuchar la radio que sentarse un rato a escudriñar la Biblia y de esta forma se han transmitido muchos errores que el pueblo de Dios ha aceptado como “verdades”.  Es vergonzoso hoy día en iglesias evangélicas cómo se tergiversa o se descontextualiza la Biblia para manipular a los hermanos que no se preocupan de comprobar lo que se les enseña.

          Los pastores evangélicos que piden diezmos se han armado de una serie de argumentos bíblicos sacados de contexto o derechamente tergiversados para defender su postura.  Uno de los versículos más usados para hacer sentir miserables a sus ovejas con el asunto del diezmo es el de Malaquias 3, que ya citamos en el párrafo arriba ya leido.  Con este versículo, sacado de contexto,  tratan de “ladrones” a los que no dan los diezmos.  Se les olvida a estas personas que ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia.  Es necesario recordarles que no estamos en el antiguo pacto, sino en el nuevo.  Porque si pretenden hacer creer que el diezmo hay que darlo hoy, entonces tendríamos que guardar toda la ley de Moisés, tendríamos que sacrificar animales y matar a todos los hijos rebeldes, los sodomitas, los adúlteros, los idólatras, etc.  Y una serie de leyes más.  Se fija, estimado lector, que los que piden el diezmo sólo escogen algunas cosas muy convenientes de la ley de Moisés.

          Otro argumento que utilizan los defensores del diezmo, son pasajes como Gálatas 6:6, donde dice: “y el que es enseñado en la palabra, comunique en todos los bienes al que lo instruye”.  Nuevamente, no aparece el porcentaje que ellos piden.  Lo que dice aquí es que una persona que se dedica al evangelio es digna del sustento y no de una cuota del 10 % o de que le den dinero.  Además, una persona que ha sido convencida de entregar su diezmo, no está siendo instruida en la palabra, puesto que la misma palabra nos enseña que el diezmo no es para estos tiempos y además, nos enseña la forma correcta de dar.  Y como ha sido engañada con múltiples pasajes bíblicos tergiversados o sacados de contexto, no estaría obligado a dar su ayuda u ofrendas a este tipo de personas, porque evidentemente no está siendo enseñada en la verdad de la palabra de Dios. 

      En Gálatas 6: 6, hay una concordancia “c” que nos lleva a 1ª de Corintios 9:14, que dice: “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”.  Otra vez, no se habla aquí del 10% del sueldo.  Este pasaje forma parte de la enseñanza de Pablo respecto al tema.  Pero estos astutos pastores no leen el versículo en el contexto, pues no les conviene.  Si leyeran este versículo dentro del contexto leerían lo siguiente: “Si otros tienen en vosotros esta potestad, ¿no mas bien nosotros?  Más no hemos usado de esta potestad (de la potestad de vivir del evangelio): antes lo sufrimos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.  ¿No sabéis que los que trabajan en el santuario, comen del santuario; y que los que sirven al altar, del altar participan?  Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.  Mas yo de nada me aproveché: ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo;  porque tengo por mejor morir, antes que nadie haga vana esta mi gloria.”  Claramente, el apóstol nos enseña que evitaba usar de la potestad de vivir del evangelio para no poner obstáculo al evangelio y que no se aprovechaba de dicha potestad.

          Citaremos lo que Pablo enseñaba contra el desorden.   En 2 de Tesalonicenses, en el capítulo 3, versículos 6 al 11, dice:  “Empero os denunciamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que anduviere fuera de orden, y no conforme a la doctrina que recibieron de nosotros:  Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos:  porque no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos el pan de ninguno de balde;  antes, obrando con trabajo y fatiga de noche y de día, por no ser gravosos (carga) a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos potestad, sino por daros en nosotros un dechado (ejemplo), para que nos imitaseis.  Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma.  Porque oímos que andan algunos entre vosotros fuera de orden, no trabajando en nada, sino ocupados en curiosear.”

       Hay una concordancia “q” que nos lleva a Génesis 3: 19, donde se nos aclara que el trabajo al que Pablo se refiere es el trabajo MATERIAL.  Esto es confirmado en Los Hechos 20: 34, donde el apóstol dice: “Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y a los que están conmigo, estas manos me han servido.”  La cita “j” de este versículo nos lleva a Los Hechos 18: 3, donde dice: “…..y  porque era de su oficio, posó con ellos, y TRABAJABA;  porque el oficio de ellos era hacer tiendas.”  Estimado lector, como usted puede comprobar Pablo trabajaba, a pesar de que tenía potestad de vivir del evangelio (no de recibir diezmos, sino de ser sustentado) y esto lo hacía para  poner el ejemplo y no poner obstáculo al evangelio.  Y además, enseñaba que el que no quería trabajar tampoco comiera.  ¿Por qué los líderes defensores del diezmo no imitan a Pablo?  Porque si Pablo trabajaba (y sabemos que Pablo era muy superior a muchos pastores de hoy)  ¿Por qué ellos no pueden trabajar?  Se fija, estimado lector, que no hay impedimento para que los líderes religiosos trabajen materialmente.  De hecho, nosotros tenemos un vecino que es pastor, no pide diezmos y trabaja en un consultorio como guardia.  Igual tiene tiempo de hacer reuniones, visitar enfermos y dedicarse a la obra del Señor.

          Es tan evidente que muchas iglesias son verdaderos negocios, que tal vez usted no se sorprenda con esto: tanta es la ambición de algunos ministerios “evangélicos” que cuando uno entra a ciertas iglesias inmediatamente le piden la liquidación de sueldo para calcular el diezmo.  Increíble.  Lamentablemente,  también se han dado casos de pastores que comenzaron bien su ministerio, como el pastor Marcos Morales Chávez del Ministerio Cruzada de Poder.  Este varón, en el año 2000 aseguraba que nunca iba a publicar el número de una cuenta para pedir dinero, porque no era ético.  Que si alguien quería su cuenta, la daría en forma privada.  Y actualmente, cambió su discurso y ahora no tiene ningún problema en publicar una cuenta para que los oyentes depositen sus aportes. Es más,  habia un spot publicitario en la radio que habla de que en 47 meses se terminan de pagar las cuotas de la adquisición de la radio Yungay (ahora llamada Palabra Viva).  Lo más curioso del caso es que esta publicidad de los 47 meses estuvó al aire por mas de 25 meses y siguen faltando 47 meses.    Sus seguidores estában tan ciegos que  no se daban cuenta de esta evidente irregularidad y falta de transparencia. 

          Otro caso es lo que sucedió en la iglesia Jotabeche, donde hubo peleas (que además se hicieron públicas) por quedarse con el cargo de obispo que quedó cuando el pastor Javier Vásquez Valencia falleció años atrás.  El motivo detrás de la  disputa eran los millones que reunían recolectando diezmos en todos sus circuitos.   Un caso similar sucedió en la iglesia Impacto de Dios, donde el “pastor”  Ricardo Cid peleó con su propia hermana para quedarse con los diezmos que reunían en su iglesia, cuyo valor ascendía a 90 millones de pesos, llegando incluso a los tribunales de justicia.  Bien puesto el nombre del ministerio.  Ojalá el impacto hubiera sido por buenas obras o excelente conducta.

           Tal vez usted recuerde el ministerio llamado Vida Visión, liderado por el  autodenominado “apóstol” Alejandro Martínez (ahora coch-motivacional),  quien con su inseparable amigo Jimmy Subarzo pretendían comprar en canal 2 de televisión abierta.  Por años estuvieron pidiendo y recibiendo ofrendas, diezmos, donaciones y al final,  nunca compraron el canal ¿qué pasó con el dinero?  Sólo Dios sabe, porque no creemos que lo hayan devuelto a sus seguidores.   Estos personajes tienen mal testimonio y predican el falso evangelio de la prosperidad, tal como el ministerio Pare de Sufrir.  Si usted no conoce el humilde hogar de su obispo, don Edir Macedo, le invitamos a buscarlo en la Web.  Y se dará cuenta lo que hace este hombre con los diezmos y ofrendas que pide.  Y para qué hablar de Fernando Chaparro o de los internacionales  Cash Luna, Morris Cerulos, Guillermo Maldonado, Dante Gebel, Cesar Castellanos, Dina Santa María, Di Roco y nos faltaría espacio para seguir escribiendo sobre falsos hermanos que han lucrado con el asunto del diezmo. Es tal la evidencia que aún los cantantes mundanos saben que el diezmo es un fraude.

          Los pastores que defienden el diezmo, no tienen argumentos sólidos para sostener su postura.  ¿Ha escuchado usted a alguno de ellos predicando sobre el ejemplo de Pablo, que no usaba la potestad de vivir del evangelio y trabajaba para ser un ejemplo?  La respuesta es obvia.  El hecho de que un pastor pida diezmos, sea obligatorio o voluntario, engendra una consecuencia muy grave para el ministerio y es que las personas crean cada vez menos, porque ven como muchos pastores se han enriquecido con el dinero de los diezmos y esta es una realidad que nadie puede negar. 

      El evangelio ha sido desprestigiado, sobre todo por los predicadores de la prosperidad.  Por eso Pablo no usaba de la potestad de vivir del evangelio, sino que trabajaba por no poner obstáculo al evangelio de Jesucristo.   Sabemos, como humanos, que cuando hay dinero de por medio, se generan muchas desconfianzas, pleitos y ambiciones que no edifican, sino que destruyen.  Por eso, todos los pastores deben imitar a Pablo, quien trabajaba con sus manos y evitaba ser mantenido por la iglesia.  Y si este apóstol trabajaba ¿por qué no pueden hacerlo los pastores en la actualidad?    Muchos pastores usan el diezmo para comprarse casas, autos, viajar y tener una vida cómoda.  Otros los usan para pagar espacios en televisión y radios.  Probablemente, algunos se pregunten  ¿pero cómo puedo solventar los gastos, si no pido diezmos?  Se olvidan que Dios conoce nuestras necesidades y las cubre.  Se olvidan del ejemplo de Nehemías al cual se le proveyó todo para reconstruir Jerusalem.  o como Dios proveyó a la viuda de sarepta de sidon, a la cual no le faltó la harina y el aceite por un año, Al Señor le sobran los recursos para cubrir la parte financiera de sus hijos.  Bastaría con lo que cada hermano proponga en su corazón y con el respaldo del Señor nada nos faltaría.  la frase: "para gastos y sostenimientos de la obra" es tan comun hoy en los pueblos que dicen ser evangelicos.
    Querido hermano en Cristo Jesús, muchos pueblos denominados evangélicos, se caracterizan por arrendar locales para realizar sus reuniones, entonces pasan años arrendando y no juntan el dinero para comprar un lugar y establecer allí su lugar de adoración. pregunta ¿que pasaría si alrededor de cinco años juntaran el dinero y se compraran el local?, la respuesta es mas que evidente, se acabaría el negocio.

         Ahora, con esto no estamos diciendo que usted no debe dar para el Señor, porque pasaríamos a fomentar la avaricia o  la ambición que Dios condena , es necesario hacer colectas en las congregaciones tal como lo enseña Pablo, algo que salga de un corazón con gratitud, no con tristeza, no obligado por una ley que caducó hace mas de 2000 años, los que decimos ser Cristianos no podemos cerrar nuestra mano al pobre, a las viudas a los huérfanos y menesterosos que siempre habrán entre nosotros. 

          Le invitamos a comparar y comprobar estos pasajes bíblicos y concluimos en decir que el 10% del sueldo en dinero nunca fue establecido por Dios en la Biblia y que la forma de dar hoy es lo que usted disponga en su corazón y con alegría, tal como el apóstol Pablo lo enseña.  Y la respuesta a la pregunta que encabeza este volante es más que evidente.  

          Este escrito fue subido a la red en el año 2012, estamos en enero de 2016 y hasta este momento no ha habido ninguna refutacion de parte de los lideres que reciben diezmos y primicias y toda clase de prebendas, al contrario una verdadera hermana en en la fe ha sido la unica que nos ha escrito apoyando la postura bíblica
la honra y la gloria solo es para nuestro salvador Jesucristo.


SANTIAGO, 2012.

Los Terremotos

        Los terremotos:  ¿Independientes de Dios o controlados por él?
                 
       La mayoría de la gente respondería que son hechos independientes de Dios,  porque el concepto general del mundo es que Dios es amor y que por eso no castiga a nadie.  Menos enviará males sobre la gente.   Sin embargo, a través de este escrito comprobaremos juntos si este concepto de Dios concuerda con el manual de todo cristiano:  la Santa Biblia.   Le invitamos a que lea y vaya comprobando, con su propia Biblia y por sí mismo, las verdades establecidas por Dios en su palabra.  Usaremos la Biblia versión Reina – Valera, 1909.

   Mucha gente piensa que los terremotos son manifestaciones de la tierra en venganza por la contaminación y sobreexplotación que el hombre ha hecho sobre ella.  Piensan que la tierra es independiente de Dios, que siente deseos de venganza y los concreta moviéndose a voluntad.  Otros prefieren creer en la versión de los científicos que aseguran que las placas tectónicas se mueven para que la tierra “libere energía”, y que es completamente normal.  Cabe señalar que esta explicación científica es una TEORÍA, es decir,  que no está comprobada, al igual que la Teoría de la Evolución o la Teoría Heliocéntrica.  Lo curioso es que la Teoría Tectónica de Placas está sostenida por dos teorías más:  la teoría de la deriva continental y la teoría de la expansión del fondo marino.   Es una teoría basada en teorías.  Casi provoca risa, sin embargo estas teorías son enseñadas como verdades en las escuelas de todo el mundo.  La opinión menos popular  es que detrás de los terremotos está la mano de Dios, el Creador.    Ahora veremos, con la Biblia en la mano,  quien tiene la razón.
                                                                                                         
     El libro de Job, en el capítulo 9, versículo 6, refiriéndose a Dios, asegura:  “…Que remueve la tierra de su lugar y hace temblar sus columnas…”   Claramente se establece que es Dios el que remueve (sacude, agita, mueve) y hace temblar la tierra.   La tierra no tiembla sola, no tiene autonomía  y no es independiente del Creador.  Él la hace temblar.  Prueba de esto es lo que se narra en Éxodo 19:18, que dice:  “Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego: y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera”.   Este episodio es recordado en el Salmo 68:8, que dice:  “La tierra tembló; también destilaron los cielos a la presencia de Dios:  Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel”   En el libro de Los Hechos se nos relatan dos pasajes donde el Señor hizo temblar el lugar donde estaban sus hijos adorándole.  El primer caso  lo leemos en el libro de Los Hechos 4:31, donde dice:  “Y como hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza” y el otro pasaje es Los Hechos, cuando el apóstol Pablo y su compañero Silas estaban presos y después de haber sido azotados, sucedió lo siguiente:  “Mas a media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios: y los que estaban presos los oían.  Entonces fue hecho de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se movían, y luego todas las puertas se abrieron, y las prisiones de todos se soltaron”

     Inmediatamente después que Jesús murió sucedió lo siguiente:  “y he aquí el velo del templo se rompió en dos, de alto a bajo: y la tierra tembló, y las piedras se hendieron;  y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos, que habían dormido se levantaron; y salidos de los sepulcros, después de su resurrección, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”  (Mateo 27:51-53)  En Mateo 28:2, dice:  Y he aquí, fue hecho un gran terremoto:  porque el ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, había revuelto la piedra, y estaba sentado sobre ella”.

     Considerando todos los pasajes bíblicos que hemos leído, surge entonces la pregunta:  ¿Cómo la tierra iba a temblar sola justo cuando Pablo y Silas cantaban al Señor en la cárcel o justo cuando su pueblo estaba orando?  Estos temblores y terremotos descritos en la Biblia no son producto de la casualidad, ni de la tierra que se mueve cuando quiere.   Eran claramente una demostración del poder  y dominio que Dios ejerce sobre la tierra.   La palabra de Dios nos enseña con claridad que es  Dios es el que hace temblar la tierra.  En estos tiempos Dios hace temblar la tierra, no porque sus habitantes se congregan para buscarle, adorarle u orar a su presencia, como fue el caso del pueblo de Israel, o el de Pablo y Silas.  Los resultados de los terremotos hoy son trágicos y la pregunta es ¿Por qué?

      La Biblia también responde esta pregunta en 4 pasajes.  El primero es Isaías 13:13, que dice:  “Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los Ejércitos, y en el día de la ira de su furor”.  El segundo es 2 de Samuel 22: 8, que dice:  “la tierra se removió, y tembló; los fundamentos de los cielos fueron movidos, y se estremecieron porque él se airó”.  El tercer pasaje es el Salmo 18:7, que dice:  “Y la tierra fue conmovida y tembló; y se movieron los fundamentos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó él  y el cuarto pasaje se encuentra en Jeremías 10: 10, que dice:  “Mas Jehová es la verdad;  él es Dios vivo y Rey eterno:  a su ira tiembla la tierra, y las gentes no pueden sufrir su saña”  En estos pasajes aparecen términos como IRA, FUROR, INDIGNACIÓN Y SAÑA.  Curioso es  que la Biblia enseñe que Dios se enoja o se aíra.  Los religiosos modernos presentan a Dios como un ser que no se enoja, ni castiga.  Pues ese Dios no es el Dios verdadero, del cual dan testimonio las Sagradas Escrituras.

      Es importante aclarar que Dios no está esperando que nos equivoquemos para destruirnos o castigarnos de inmediato.  Si fuera así, estaríamos todos muertos, porque todos hemos pecado. (Romanos 2:23, Salmo 14:1-3, 1 de Juan 1:8-9)  Dios conoce nuestra condición, descrita en la Biblia de la siguiente manera:  “…porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud…” (Génesis 8:21)  El problema del ser humano es su tendencia a hacer lo malo, su inclinación hacia el mal.  El pecado nos separa de Dios, por eso mismo mandó Dios a su Hijo Jesucristo para libertar a los que en él creen, de la esclavitud del pecado.  El mal repentino viene para los que no se arrepienten, tal como lo explicó Jesús cuando le contaron la noticia de los dieciocho, sobre los cuales la torre de Siloé cayó  y los mató.  Jesús dijo:  ¿Pensáis que aquellos fueron más pecadores que todos los hombres que habitan en Jerusalem?  No, os digo QUE SI NO OS ARREPINTIÉREIS, TODOS PERECERÉIS IGUALMENTE.  Es decir, no se crean mejores que ellos, porque si no se arrepienten también están expuestos a ser destruidos.  Esto lo dijo Jesús.  Jesús no dijo que Dios no castiga el pecado.   Esta enseñanza de Cristo nos muestra cuán importante es que el ser humano reconozca esta condición de pecador y se arrepienta delante del Señor.  Muchos aseguran hoy, con soberbia, que no tienen nada de que arrepentirse, pero la Biblia dice todo lo contrario.
  
     En 1 de Reyes 19: 11-12, se nos relata cómo el profeta Elías, afligido por la persecución de Jezabel, llegó hasta una cueva en el monte Horeb, donde Jehová produjo viento fuerte, un terremoto y fuego.    En Isaías 29:6, el profeta anuncia el castigo de Dios sobre una ciudad  (Ariel) y le profetiza lo siguiente:  De Jehová de los ejércitos, serás visitada con truenos y con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor”.   Lo que nos muestra este pasaje, en forma bastante clara, es que el Señor puede visitar una ciudad o nación con fenómenos climáticos o terremotos, porque tiene dominio sobre la naturaleza.  Sobre el dominio de Dios sobre la naturaleza y el clima, le recomendamos leer los capítulos 37 y 38 de Job, donde se nos enseña que Dios domina sobre la lluvia, la nieve, el granizo, la neblina, los relámpagos, vientos y truenos.  Las mismas plagas que Jehová mando a Egipto son otra prueba de esto.
    
     Si la gente que asegura que Dios no controla los terremotos tuviera razón, estarían demás todos los versículos citados y además, los que están en el Apocalipsis, que muestran claramente que los terremotos que Dios ocasionará a futuro.  Vamos a citar Apocalipsis 6:12, cuando Jesús abrió el sexto sello del libro:  Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto;  y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre; …”  Si usted lee todo el capítulo 6, claramente la mayoría de los sellos, cuando son abiertos por Jesús, producen hambre, muerte y destrucción. 

       En el capítulo 8 de Apocalipsis, después que Jesús abre el séptimo sello y le fueron dadas 7 trompetas a siete ángeles, en el versículo 5 dice:  “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo echó en la tierra;  y fueron hechos truenos y voces y relámpagos y terremotos”  ¿Cómo un ángel de Dios puede provocar estas cosas, si Dios no está en control?  Los ángeles no se mandan solos, ellos sirven a Dios.  Si usted sigue leyendo el capítulo 8 de Apocalipsis hasta el final y el capítulo 9 entero, no le quedarán dudas de que el Señor Dios utiliza la naturaleza, sobre la cual tiene dominio, para azotar a los habitantes de la tierra.

      En el versículo 15 del capítulo 9 que acaba usted de leer, dice claramente que hay ángeles preparados para matar la tercera parte de los hombres.  Esto concuerda plenamente con lo que el ángel de Jehová hizo en el antiguo testamento:  “Y envió Jehová pestilencia a Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado:  y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beer-seba, setenta mil hombres.  Y COMO EL ÁNGEL EXTENDIÓ SU MANO SOBRE JERUSALEM PARA DESTRUIRLA, JEHOVÁ SE ARREPINTIÓ DE AQUEL MAL, Y DIJO AL ÁNGEL QUE DESTRUÍA EL PUEBLO:  BASTA AHORA; DETÉN TU MANO.”  Es bastante claro el texto, y es otra prueba que Jehová castiga el pecado y además, algunas veces, se arrepiente del castigo. 
 
       Tenemos otro ejemplo de esto, a favor de una ciudad que Dios quería proteger de los Asirios, en 2 de Reyes 19:35, que dice:  “ y aconteció que en la misma noche salió el ángel de Jehová, e hirió en el campo de los Asirios ciento ochenta y cinco mil,  y como se levantaron por la mañana, he aquí los cuerpos de los muertos”  Esto nos prueba que Dios y los ángeles que él determina, tienen autoridad sobre la muerte,  por eso dice en Job 12:10 lo siguiente:  “En su mano está el alma de todo viviente y el espíritu de toda carne humana”  y en Deuteronomio 32:39, el mismo Dios dice:  “…yo hago morir, y yo hago vivir:  yo hiero y yo curo : y no hay quien pueda librar de mi mano”
           
     En Apocalipsis 11:13, dice:  “Y en aquella hora fue hecho gran temblor de tierra, y la décima parte de la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra en número de siete mil hombres:  y los demás fueron espantados, y dieron gloria al Dios del cielo”  y en Apocalipsis 16: 17- 18, se anuncia el terremoto más grande de la historia y dice así:  “Y el séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo:  Hecho es.  Entonces fueron hechos relámpagos y voces y truenos;  y HUBO UN GRAN TEMBLOR DE TIERRA, UN TERREMOTO TAN GRANDE, CUAL NO FUE JAMÁS DESDE QUE LOS HOMBRES HAN ESTADO SOBRE LA TIERRA.  Y la ciudad fue partida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su ira.”   Por lo tanto, el terremoto más grande de la historia todavía no sucede.

¿Qué lecciones podríamos sacar de los terremotos?

      Los falsos religiosos se han encargado de enseñar que Dios no interviene en nuestras vidas, que no nos puede proteger, que no puede castigar el pecado porque es amor , que no controla la naturaleza, que no puede juzgar, etc.  Si Dios fuera así, no sería soberano, no tendría autoridad, no podría aplicar justicia, ni tendría poder para librar del mal.   No sería Dios.   Además, hemos sabido de personas que han sobrevivido de grandes terremotos de manera milagrosa y es que la mano de Dios también interviene para librar y alargar los años de vida sobre la tierra. 

     Un terremoto no solo es un juicio de Dios, sino también un llamado a la humanidad al arrepentimiento, a reconocer y aceptar la enseñanza que Dios dejó en su palabra.   A recordar y tener presente que no nos hicimos a nosotros mismos, sino que existe un Creador que nos hizo.   Que Dios quiere que todos los hombres se arrepientan, sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad  (1 Timoteo 2:4 y Los Hechos 17:30)

      Un terremoto es un llamado a la fidelidad,   porque cuando estamos bien y nada nos es adverso, nos olvidamos de Dios.  Sin embargo, cuando viene el mal, nos acercamos a él, oramos y ayudamos a los demás, siendo que siempre deberíamos hacerlo.  Es una amonestación a valorar nuestras familias, nuestra vida.  A ordenar nuestras prioridades.  Muchos tienen la lista de prioridades toda cambiada.  El orden correcto es Dios, la familia, el trabajo, la recreación.   Compare usted su lista con esta y verá que hay cambios que hacer.   

     Un terremoto es también un recordatorio que las cosas que realmente tienen valor son las espirituales y relacionadas con el Creador  y que las cosas materiales perecen.  ¿Cuánta gente vive afanada trabajando sin dedicar tiempo a sus hijos?  Y después se quejan porque se portan mal y no les obedecen.  Por supuesto, tienen buena casa, buen auto, casa en la playa o buenas vacaciones,  ropa de marca, etc.  Sin embargo, muchas veces no hay amor ni ayuda mutua en la familia, no hay comunicación, las peleas son frecuentes, los hermanos se detestan, etc.  Lamentablemente, en muchos hogares chilenos sucede esto y muchas veces terminan en la separación de los padres,  los hijos metidos en pandillas o drogas o  las niñas embarazadas antes de tiempo.  Todo esto sucede porque se le da más valor a lo material que a la parte espiritual o familiar.

     La pregunta es ¿por qué esperar el mal para actuar correctamente?  Si Dios nos dejó el manual que es la Biblia y más encima,  nos dio la libertad para escoger qué camino seguir ¿por qué no elegir voluntariamente el camino correcto?   El camino es Cristo, el mismo que dijo:  “El tiempo es cumplido y el reino de Dios está cerca:  ARREPENTÍOS Y CREED AL EVANGELIO.”  (Marcos 1:15)

    Enero 2012
          





¿Dios castiga, si o no?



El Castigo de Dios ¿Mito o Realidad?


           Años  atrás en un programa de ayuda social en televisión, fue mostrado un caso de una señora que tiene un hijo postrado en una cama, ciego, epiléptico y con otra enfermedad, cuyo nombre no recordamos.  La situación era verdaderamente conmovedora y cuando fue entrevistada, la madre del niño dijo que cuando el marido se enteró de todas las enfermedades con las cuales venía su hijo, se fue de la casa y abandonó completamente a su esposa y a su hijo enfermo.  Pasaron algunos años y este caballero enfermó gravemente de diabetes, quedando ciego.  Le cortaron las piernas y finalmente, falleció.  La persona que narraba la historia insinuó que pudo haber sido un castigo de Dios.  ¿Qué piensa usted sobre esto?  ¿Castiga  Dios a los malos?  ¿Será posible que Dios, siendo amor, castigue o envíe males a la gente?

           Existe un dicho muy popular que dice: “Dios castiga, pero no a palos” y otro que asegura: “Todo se paga aquí, en la tierra”.  Estas frases dan a entender que si uno obra mal, tarde o temprano recibirá un castigo bien merecido.  Muchos líderes religiosos como sacerdotes o pastores aseguran que Dios no castiga a nadie, argumentando que él es amor y por ese motivo, no puede castigar.  Otros opinan que en las personas malas es ya suficiente castigo el no tener a Dios en su vida y hay quienes afirman que la maldad se pagará en el infierno, mientras que otros dicen que el infierno no existe.  Y así, sucesivamente, cada religión o doctrina tiene sus propias “ideas” sobre el  tema del castigo.  Estas ideas no se acercan mucho a la verdad establecida en la Biblia, libro al cual debemos recurrir para conocer a Dios, puesto que es el único libro que da testimonio de su existencia. 

          Antes de citar la Biblia, vamos a leer el significado que la Real Academia Española da a la palabra “castigo”: pena que se impone a quien ha cometido un delito o una falta y sus sinónimos son  sanción,  justicia, multa, escarmiento, condena y correctivo. Citaremos, como primer punto, lo que dice el Salmo 39: “Con castigos sobre el pecado, corriges al hombre, y haces consumirse como de polilla su grandeza: ciertamente vanidad es todo hombre” (versículo 11)  Este versículo nos enseña que el castigo es un medio que Dios utiliza para corregir al hombre.  En el libro de Proverbios, dice lo siguiente: “No desprecies, hijo mío,  el castigo de Jehová; ni te fatigues de su corrección: porque al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.” (Capítulo 3: 11 y 12)  Estas palabras del Antiguo Testamento fueron recordadas por el apóstol Pablo y usted lo puede comprobar en el capítulo 12 de hebreos.   Del versículo 7 al 11, Pablo nos aclara muchas dudas sobre el tema del castigo y dice así: “Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga?  Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos.” Luego, Pablo compara el hecho de que nuestros padres nos castigaban como ellos querían y los respetábamos y por qué  no hemos de obedecer a Dios, el cual nos castiga para que recibamos su santificación y enseñanza.

          En un ejemplar de la revista católica El Eco de Lourdes, aparece un artículo titulado “Los castigos de Dios”, donde el escritor José Francisco Contreras asegura que: “no fue un castigo de Dios el exilio que sufrieron los israelitas, por ejemplo.  Sino un acontecimiento de Dios, una palabra de amor que, a través de esta situación, les enseñó y purificó, para que se convirtieran de corazón y no se quedaran solo en ritualismos externos y vacíos de contenido.”  Ahora usted mismo compare esta afirmación con lo que Jehová les dijo a los israelitas y que está escrito en la Biblia: “y en cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.  Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras fornicaciones, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al Número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra,  llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día, y conoceréis mi castigo.” ¿Usted cree que el hecho de que todos los israelitas que murmuraron contra Dios iban a morir en el desierto fue con el propósito de purificarlos para que se convirtieran de corazón?  Lógicamente que no, pues un muerto no puede convertirse, aprender o purificarse.   La comparación entre lo que los religiosos enseñan y lo que Dios enseña, nos demuestra que se cometen muchos errores por ignorar las Sagradas Escrituras.  Además, si recordamos la historia del pueblo de Israel nos daremos cuenta de todos los castigos que sufrió por desobedecer al Señor y el Apóstol Pablo lo recuerda bien en 1 de Corintios, capítulo 10, versículos 5 al 11, que dice: “Mas de muchos de ellos no se agradó Dios;  por lo cual fueron postrados en el desierto.  Empero estas cosas fueron en figura de nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.  Ni seáis honradores de ídolos, como algunos de ellos, según está escrito: sentase el pueblo á comer y á beber, y se levantaron a jugar ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.  Ni tentemos a Cristo, como también algunos de ellos le tentaron y perecieron por las serpientes.  Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron y perecieron por el destructor.  Y estas cosas les acontecieron en figura, y son escritas para nuestra admonición (advertencia), en quienes los fines de los siglos han parado.”  

          El objetivo de este sencillo volante es que usted, estimado lector, conozca a Dios Padre tal como es y no por medio de mitos, tradiciones, o enseñanzas inventadas por las diferentes religiones que existen en el mundo.  Es común hoy día, que las diferentes religiones nieguen el hecho comprobado de que Dios si castiga y de que si se enoja.  El hecho de que se enoje o castigue, no varía en nada su inmenso amor hacia la humanidad al enviar a Jesucristo a morir por nuestros pecados.  Ya comprobamos de que Jehová amaba a su pueblo escogido Israel, sin embargo lo castigó muchas veces.  La Biblia nos da varias características del Creador, las cuales no podemos discutir de ninguna manera, pues la Biblia es, por excelencia, el único libro que nos da testimonio de la existencia de Dios y debiera ser el manual de todo aquel que se considere cristiano o creyente.  Citaremos el libro de Génesis donde los ángeles se daban prisa en sacar a Lot y su familia de Sodoma: “Al rayar el alba los ángeles, daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas, que se hayan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad”.  En efecto, Dios castigó a Sodoma y Gomorra con su total destrucción por medio de fuego y azufre.  Este acontecimiento es recordado por el apóstol Pedro: “Y si condenó por destrucción las ciudades de Sodoma y de Gomorra, tornándolas en ceniza, y poniéndolas como ejemplo a los que habían de vivir sin temor y reverencia de Dios.  Y libró al justo Lot…..” (2 de Pedro 2: 6)

          La Biblia también nos enseña que el malo, el que se alegra de la calamidad y el testigo falso NO QUEDARÁN SIN CASTIGO.  (Proverbios 11: 21 – 17:5 y 19:5.)  El libro del profeta Joel, nos enseña: “y lacerad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios;  porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y QUE SE ARREPIENTE DEL CASTIGO.”   Aquí se nos dice que Jehová es tardo para la ira, pero no dice que no se enoja.   La mayoría de estos ejemplos y enseñanzas se encuentran en el Antiguo Testamento.  Pero, En el  Nuevo Testamento  ¿habrá cambiado Dios?  Lo veremos a continuación.

          En Mateo 10: 15, el mismo Jesucristo les dice a los apóstoles lo que les iba a pasar a las ciudades o aldeas que no los quisieren recibir: “De cierto os digo, que el castigo será mas tolerable a los de la tierra de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que a aquella ciudad.”  ¿Cómo es esto?  Jesús está diciendo que estas ciudades serían castigadas por no recibir a los apóstoles.  ¿Qué raro?  En efecto, es raro para la persona que no ha investigado en la Escritura antes de asegurar tan convencida que “Dios no castiga”.   Es extraño para aquellos que no se preocupan de fundamentar en la palabra de Dios sus afirmaciones.   Otro ejemplo parecido a este se encuentra en Mateo 12: 22.   En el libro de Romanos, capítulo 3, versículo 5, Pablo nos enseña sobre el juicio de Dios sobre el pecado: “y si nuestra iniquidad encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo?  (Hablo como hombre.)  En ninguna manera: de otra suerte ¿cómo juzgaría Dios al mundo?”  Pablo nos deja claro que si no hubiera castigo, no podría Dios juzgar al mundo.  No tendría sentido juzgar al mundo si no hay un castigo o condena.   En su carta a Los Hebreos, Pablo habla del castigo del que pisoteare a Jesucristo y menospreciare la sangre del testamento: “El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos, muere sin ninguna misericordia: ¿cuánto pensáis que será por digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios y tuviere por inmunda la sangre del testamento, en la cual fue santificado e hiciere afrenta al espíritu de gracia?  Sabemos quien es el que dijo: mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor.  Y otra vez: el Señor juzgará su pueblo.  Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo.” 

          Pablo habla a los Romanos de la siguiente manera: “más por tu dureza y tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios;  el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: a los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, la vida eterna. Mas a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, antes obedecen a la injusticia, enojo e ira;  tribulación y angustia sobre toda persona humana que obra lo malo,…..”  (Romanos 2:  5-9)    y a los Tesalonicenses: “Porque es justo para con Dios pagar con tribulación a los que os atribulan;  y a vosotros, que sois atribulados, dar reposo con nosotros, cuando se manifestará el Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia, en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales SERÁN CASTIGADOS de eterna perdición por la presencia del Señor, y por la gloria de su potencia.”  (2 de Tesalonicenses 1: 6-9)  En estos pasajes se nos enseña el castigo que les espera a los que no obedecen al evangelio y no se arrepienten  y cabe hacerse una pregunta: ¿Cómo Dios no va a castigar a aquellos que desprecian a su hijo Jesucristo y su sacrificio en la cruz? 

          Si a usted, después de haber leído este volante le quedan dudas sobre si Dios castiga o no,  busque el libro de Apocalipsis, Cáp. 3, versículo 19, que dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo: se pues celoso, y arrepiéntete.”  Nos queda bastante claro con todos estos pasajes bíblicos que Dios sí castiga.  Si usted asegura que Dios no castiga es que no conoce bien al Dios al cual se refiere y tendría que quitar bastantes hojas de la Biblia para sostener su errada posición.  Encontrará otras citas bíblicas sobre el tema en: Deuteronomio 11:2 – Job 31:23 – Job 36: 10 – Salmo 50: 17 – Zacarías 7: 12 – etc.

         No en vano el Señor Jesucristo les dijo a los saduceos:  “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mateo 22:29)  Este versículo nos enseña que son muchos los errores que se cometen por no conocer o escudriñar las Sagradas Escrituras y eso es lo que ocurre en varias religiones hoy, que ignoran lo que está establecido en la Santa Biblia y también sucede cuando una persona tiene un “concepto personal” de Dios, que no ha sido fundamentado en la palabra, sino en su propio parecer u opinión.



Santiago, Octubre de 2011