sábado, 28 de enero de 2012

Los Terremotos

        Los terremotos:  ¿Independientes de Dios o controlados por él?
                 
       La mayoría de la gente respondería que son hechos independientes de Dios,  porque el concepto general del mundo es que Dios es amor y que por eso no castiga a nadie.  Menos enviará males sobre la gente.   Sin embargo, a través de este escrito comprobaremos juntos si este concepto de Dios concuerda con el manual de todo cristiano:  la Santa Biblia.   Le invitamos a que lea y vaya comprobando, con su propia Biblia y por sí mismo, las verdades establecidas por Dios en su palabra.  Usaremos la Biblia versión Reina – Valera, 1909.

   Mucha gente piensa que los terremotos son manifestaciones de la tierra en venganza por la contaminación y sobreexplotación que el hombre ha hecho sobre ella.  Piensan que la tierra es independiente de Dios, que siente deseos de venganza y los concreta moviéndose a voluntad.  Otros prefieren creer en la versión de los científicos que aseguran que las placas tectónicas se mueven para que la tierra “libere energía”, y que es completamente normal.  Cabe señalar que esta explicación científica es una TEORÍA, es decir,  que no está comprobada, al igual que la Teoría de la Evolución o la Teoría Heliocéntrica.  Lo curioso es que la Teoría Tectónica de Placas está sostenida por dos teorías más:  la teoría de la deriva continental y la teoría de la expansión del fondo marino.   Es una teoría basada en teorías.  Casi provoca risa, sin embargo estas teorías son enseñadas como verdades en las escuelas de todo el mundo.  La opinión menos popular  es que detrás de los terremotos está la mano de Dios, el Creador.    Ahora veremos, con la Biblia en la mano,  quien tiene la razón.
                                                                                                         
     El libro de Job, en el capítulo 9, versículo 6, refiriéndose a Dios, asegura:  “…Que remueve la tierra de su lugar y hace temblar sus columnas…”   Claramente se establece que es Dios el que remueve (sacude, agita, mueve) y hace temblar la tierra.   La tierra no tiembla sola, no tiene autonomía  y no es independiente del Creador.  Él la hace temblar.  Prueba de esto es lo que se narra en Éxodo 19:18, que dice:  “Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego: y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera”.   Este episodio es recordado en el Salmo 68:8, que dice:  “La tierra tembló; también destilaron los cielos a la presencia de Dios:  Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel”   En el libro de Los Hechos se nos relatan dos pasajes donde el Señor hizo temblar el lugar donde estaban sus hijos adorándole.  El primer caso  lo leemos en el libro de Los Hechos 4:31, donde dice:  “Y como hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza” y el otro pasaje es Los Hechos, cuando el apóstol Pablo y su compañero Silas estaban presos y después de haber sido azotados, sucedió lo siguiente:  “Mas a media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios: y los que estaban presos los oían.  Entonces fue hecho de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se movían, y luego todas las puertas se abrieron, y las prisiones de todos se soltaron”

     Inmediatamente después que Jesús murió sucedió lo siguiente:  “y he aquí el velo del templo se rompió en dos, de alto a bajo: y la tierra tembló, y las piedras se hendieron;  y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos, que habían dormido se levantaron; y salidos de los sepulcros, después de su resurrección, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”  (Mateo 27:51-53)  En Mateo 28:2, dice:  Y he aquí, fue hecho un gran terremoto:  porque el ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, había revuelto la piedra, y estaba sentado sobre ella”.

     Considerando todos los pasajes bíblicos que hemos leído, surge entonces la pregunta:  ¿Cómo la tierra iba a temblar sola justo cuando Pablo y Silas cantaban al Señor en la cárcel o justo cuando su pueblo estaba orando?  Estos temblores y terremotos descritos en la Biblia no son producto de la casualidad, ni de la tierra que se mueve cuando quiere.   Eran claramente una demostración del poder  y dominio que Dios ejerce sobre la tierra.   La palabra de Dios nos enseña con claridad que es  Dios es el que hace temblar la tierra.  En estos tiempos Dios hace temblar la tierra, no porque sus habitantes se congregan para buscarle, adorarle u orar a su presencia, como fue el caso del pueblo de Israel, o el de Pablo y Silas.  Los resultados de los terremotos hoy son trágicos y la pregunta es ¿Por qué?

      La Biblia también responde esta pregunta en 4 pasajes.  El primero es Isaías 13:13, que dice:  “Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los Ejércitos, y en el día de la ira de su furor”.  El segundo es 2 de Samuel 22: 8, que dice:  “la tierra se removió, y tembló; los fundamentos de los cielos fueron movidos, y se estremecieron porque él se airó”.  El tercer pasaje es el Salmo 18:7, que dice:  “Y la tierra fue conmovida y tembló; y se movieron los fundamentos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó él  y el cuarto pasaje se encuentra en Jeremías 10: 10, que dice:  “Mas Jehová es la verdad;  él es Dios vivo y Rey eterno:  a su ira tiembla la tierra, y las gentes no pueden sufrir su saña”  En estos pasajes aparecen términos como IRA, FUROR, INDIGNACIÓN Y SAÑA.  Curioso es  que la Biblia enseñe que Dios se enoja o se aíra.  Los religiosos modernos presentan a Dios como un ser que no se enoja, ni castiga.  Pues ese Dios no es el Dios verdadero, del cual dan testimonio las Sagradas Escrituras.

      Es importante aclarar que Dios no está esperando que nos equivoquemos para destruirnos o castigarnos de inmediato.  Si fuera así, estaríamos todos muertos, porque todos hemos pecado. (Romanos 2:23, Salmo 14:1-3, 1 de Juan 1:8-9)  Dios conoce nuestra condición, descrita en la Biblia de la siguiente manera:  “…porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud…” (Génesis 8:21)  El problema del ser humano es su tendencia a hacer lo malo, su inclinación hacia el mal.  El pecado nos separa de Dios, por eso mismo mandó Dios a su Hijo Jesucristo para libertar a los que en él creen, de la esclavitud del pecado.  El mal repentino viene para los que no se arrepienten, tal como lo explicó Jesús cuando le contaron la noticia de los dieciocho, sobre los cuales la torre de Siloé cayó  y los mató.  Jesús dijo:  ¿Pensáis que aquellos fueron más pecadores que todos los hombres que habitan en Jerusalem?  No, os digo QUE SI NO OS ARREPINTIÉREIS, TODOS PERECERÉIS IGUALMENTE.  Es decir, no se crean mejores que ellos, porque si no se arrepienten también están expuestos a ser destruidos.  Esto lo dijo Jesús.  Jesús no dijo que Dios no castiga el pecado.   Esta enseñanza de Cristo nos muestra cuán importante es que el ser humano reconozca esta condición de pecador y se arrepienta delante del Señor.  Muchos aseguran hoy, con soberbia, que no tienen nada de que arrepentirse, pero la Biblia dice todo lo contrario.
  
     En 1 de Reyes 19: 11-12, se nos relata cómo el profeta Elías, afligido por la persecución de Jezabel, llegó hasta una cueva en el monte Horeb, donde Jehová produjo viento fuerte, un terremoto y fuego.    En Isaías 29:6, el profeta anuncia el castigo de Dios sobre una ciudad  (Ariel) y le profetiza lo siguiente:  De Jehová de los ejércitos, serás visitada con truenos y con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor”.   Lo que nos muestra este pasaje, en forma bastante clara, es que el Señor puede visitar una ciudad o nación con fenómenos climáticos o terremotos, porque tiene dominio sobre la naturaleza.  Sobre el dominio de Dios sobre la naturaleza y el clima, le recomendamos leer los capítulos 37 y 38 de Job, donde se nos enseña que Dios domina sobre la lluvia, la nieve, el granizo, la neblina, los relámpagos, vientos y truenos.  Las mismas plagas que Jehová mando a Egipto son otra prueba de esto.
    
     Si la gente que asegura que Dios no controla los terremotos tuviera razón, estarían demás todos los versículos citados y además, los que están en el Apocalipsis, que muestran claramente que los terremotos que Dios ocasionará a futuro.  Vamos a citar Apocalipsis 6:12, cuando Jesús abrió el sexto sello del libro:  Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto;  y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre; …”  Si usted lee todo el capítulo 6, claramente la mayoría de los sellos, cuando son abiertos por Jesús, producen hambre, muerte y destrucción. 

       En el capítulo 8 de Apocalipsis, después que Jesús abre el séptimo sello y le fueron dadas 7 trompetas a siete ángeles, en el versículo 5 dice:  “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo echó en la tierra;  y fueron hechos truenos y voces y relámpagos y terremotos”  ¿Cómo un ángel de Dios puede provocar estas cosas, si Dios no está en control?  Los ángeles no se mandan solos, ellos sirven a Dios.  Si usted sigue leyendo el capítulo 8 de Apocalipsis hasta el final y el capítulo 9 entero, no le quedarán dudas de que el Señor Dios utiliza la naturaleza, sobre la cual tiene dominio, para azotar a los habitantes de la tierra.

      En el versículo 15 del capítulo 9 que acaba usted de leer, dice claramente que hay ángeles preparados para matar la tercera parte de los hombres.  Esto concuerda plenamente con lo que el ángel de Jehová hizo en el antiguo testamento:  “Y envió Jehová pestilencia a Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado:  y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beer-seba, setenta mil hombres.  Y COMO EL ÁNGEL EXTENDIÓ SU MANO SOBRE JERUSALEM PARA DESTRUIRLA, JEHOVÁ SE ARREPINTIÓ DE AQUEL MAL, Y DIJO AL ÁNGEL QUE DESTRUÍA EL PUEBLO:  BASTA AHORA; DETÉN TU MANO.”  Es bastante claro el texto, y es otra prueba que Jehová castiga el pecado y además, algunas veces, se arrepiente del castigo. 
 
       Tenemos otro ejemplo de esto, a favor de una ciudad que Dios quería proteger de los Asirios, en 2 de Reyes 19:35, que dice:  “ y aconteció que en la misma noche salió el ángel de Jehová, e hirió en el campo de los Asirios ciento ochenta y cinco mil,  y como se levantaron por la mañana, he aquí los cuerpos de los muertos”  Esto nos prueba que Dios y los ángeles que él determina, tienen autoridad sobre la muerte,  por eso dice en Job 12:10 lo siguiente:  “En su mano está el alma de todo viviente y el espíritu de toda carne humana”  y en Deuteronomio 32:39, el mismo Dios dice:  “…yo hago morir, y yo hago vivir:  yo hiero y yo curo : y no hay quien pueda librar de mi mano”
           
     En Apocalipsis 11:13, dice:  “Y en aquella hora fue hecho gran temblor de tierra, y la décima parte de la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra en número de siete mil hombres:  y los demás fueron espantados, y dieron gloria al Dios del cielo”  y en Apocalipsis 16: 17- 18, se anuncia el terremoto más grande de la historia y dice así:  “Y el séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo:  Hecho es.  Entonces fueron hechos relámpagos y voces y truenos;  y HUBO UN GRAN TEMBLOR DE TIERRA, UN TERREMOTO TAN GRANDE, CUAL NO FUE JAMÁS DESDE QUE LOS HOMBRES HAN ESTADO SOBRE LA TIERRA.  Y la ciudad fue partida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su ira.”   Por lo tanto, el terremoto más grande de la historia todavía no sucede.

¿Qué lecciones podríamos sacar de los terremotos?

      Los falsos religiosos se han encargado de enseñar que Dios no interviene en nuestras vidas, que no nos puede proteger, que no puede castigar el pecado porque es amor , que no controla la naturaleza, que no puede juzgar, etc.  Si Dios fuera así, no sería soberano, no tendría autoridad, no podría aplicar justicia, ni tendría poder para librar del mal.   No sería Dios.   Además, hemos sabido de personas que han sobrevivido de grandes terremotos de manera milagrosa y es que la mano de Dios también interviene para librar y alargar los años de vida sobre la tierra. 

     Un terremoto no solo es un juicio de Dios, sino también un llamado a la humanidad al arrepentimiento, a reconocer y aceptar la enseñanza que Dios dejó en su palabra.   A recordar y tener presente que no nos hicimos a nosotros mismos, sino que existe un Creador que nos hizo.   Que Dios quiere que todos los hombres se arrepientan, sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad  (1 Timoteo 2:4 y Los Hechos 17:30)

      Un terremoto es un llamado a la fidelidad,   porque cuando estamos bien y nada nos es adverso, nos olvidamos de Dios.  Sin embargo, cuando viene el mal, nos acercamos a él, oramos y ayudamos a los demás, siendo que siempre deberíamos hacerlo.  Es una amonestación a valorar nuestras familias, nuestra vida.  A ordenar nuestras prioridades.  Muchos tienen la lista de prioridades toda cambiada.  El orden correcto es Dios, la familia, el trabajo, la recreación.   Compare usted su lista con esta y verá que hay cambios que hacer.   

     Un terremoto es también un recordatorio que las cosas que realmente tienen valor son las espirituales y relacionadas con el Creador  y que las cosas materiales perecen.  ¿Cuánta gente vive afanada trabajando sin dedicar tiempo a sus hijos?  Y después se quejan porque se portan mal y no les obedecen.  Por supuesto, tienen buena casa, buen auto, casa en la playa o buenas vacaciones,  ropa de marca, etc.  Sin embargo, muchas veces no hay amor ni ayuda mutua en la familia, no hay comunicación, las peleas son frecuentes, los hermanos se detestan, etc.  Lamentablemente, en muchos hogares chilenos sucede esto y muchas veces terminan en la separación de los padres,  los hijos metidos en pandillas o drogas o  las niñas embarazadas antes de tiempo.  Todo esto sucede porque se le da más valor a lo material que a la parte espiritual o familiar.

     La pregunta es ¿por qué esperar el mal para actuar correctamente?  Si Dios nos dejó el manual que es la Biblia y más encima,  nos dio la libertad para escoger qué camino seguir ¿por qué no elegir voluntariamente el camino correcto?   El camino es Cristo, el mismo que dijo:  “El tiempo es cumplido y el reino de Dios está cerca:  ARREPENTÍOS Y CREED AL EVANGELIO.”  (Marcos 1:15)

    Enero 2012
          





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