sábado, 28 de enero de 2012

¿Dios castiga, si o no?



El Castigo de Dios ¿Mito o Realidad?


           Años  atrás en un programa de ayuda social en televisión, fue mostrado un caso de una señora que tiene un hijo postrado en una cama, ciego, epiléptico y con otra enfermedad, cuyo nombre no recordamos.  La situación era verdaderamente conmovedora y cuando fue entrevistada, la madre del niño dijo que cuando el marido se enteró de todas las enfermedades con las cuales venía su hijo, se fue de la casa y abandonó completamente a su esposa y a su hijo enfermo.  Pasaron algunos años y este caballero enfermó gravemente de diabetes, quedando ciego.  Le cortaron las piernas y finalmente, falleció.  La persona que narraba la historia insinuó que pudo haber sido un castigo de Dios.  ¿Qué piensa usted sobre esto?  ¿Castiga  Dios a los malos?  ¿Será posible que Dios, siendo amor, castigue o envíe males a la gente?

           Existe un dicho muy popular que dice: “Dios castiga, pero no a palos” y otro que asegura: “Todo se paga aquí, en la tierra”.  Estas frases dan a entender que si uno obra mal, tarde o temprano recibirá un castigo bien merecido.  Muchos líderes religiosos como sacerdotes o pastores aseguran que Dios no castiga a nadie, argumentando que él es amor y por ese motivo, no puede castigar.  Otros opinan que en las personas malas es ya suficiente castigo el no tener a Dios en su vida y hay quienes afirman que la maldad se pagará en el infierno, mientras que otros dicen que el infierno no existe.  Y así, sucesivamente, cada religión o doctrina tiene sus propias “ideas” sobre el  tema del castigo.  Estas ideas no se acercan mucho a la verdad establecida en la Biblia, libro al cual debemos recurrir para conocer a Dios, puesto que es el único libro que da testimonio de su existencia. 

          Antes de citar la Biblia, vamos a leer el significado que la Real Academia Española da a la palabra “castigo”: pena que se impone a quien ha cometido un delito o una falta y sus sinónimos son  sanción,  justicia, multa, escarmiento, condena y correctivo. Citaremos, como primer punto, lo que dice el Salmo 39: “Con castigos sobre el pecado, corriges al hombre, y haces consumirse como de polilla su grandeza: ciertamente vanidad es todo hombre” (versículo 11)  Este versículo nos enseña que el castigo es un medio que Dios utiliza para corregir al hombre.  En el libro de Proverbios, dice lo siguiente: “No desprecies, hijo mío,  el castigo de Jehová; ni te fatigues de su corrección: porque al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.” (Capítulo 3: 11 y 12)  Estas palabras del Antiguo Testamento fueron recordadas por el apóstol Pablo y usted lo puede comprobar en el capítulo 12 de hebreos.   Del versículo 7 al 11, Pablo nos aclara muchas dudas sobre el tema del castigo y dice así: “Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga?  Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos.” Luego, Pablo compara el hecho de que nuestros padres nos castigaban como ellos querían y los respetábamos y por qué  no hemos de obedecer a Dios, el cual nos castiga para que recibamos su santificación y enseñanza.

          En un ejemplar de la revista católica El Eco de Lourdes, aparece un artículo titulado “Los castigos de Dios”, donde el escritor José Francisco Contreras asegura que: “no fue un castigo de Dios el exilio que sufrieron los israelitas, por ejemplo.  Sino un acontecimiento de Dios, una palabra de amor que, a través de esta situación, les enseñó y purificó, para que se convirtieran de corazón y no se quedaran solo en ritualismos externos y vacíos de contenido.”  Ahora usted mismo compare esta afirmación con lo que Jehová les dijo a los israelitas y que está escrito en la Biblia: “y en cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.  Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras fornicaciones, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al Número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra,  llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día, y conoceréis mi castigo.” ¿Usted cree que el hecho de que todos los israelitas que murmuraron contra Dios iban a morir en el desierto fue con el propósito de purificarlos para que se convirtieran de corazón?  Lógicamente que no, pues un muerto no puede convertirse, aprender o purificarse.   La comparación entre lo que los religiosos enseñan y lo que Dios enseña, nos demuestra que se cometen muchos errores por ignorar las Sagradas Escrituras.  Además, si recordamos la historia del pueblo de Israel nos daremos cuenta de todos los castigos que sufrió por desobedecer al Señor y el Apóstol Pablo lo recuerda bien en 1 de Corintios, capítulo 10, versículos 5 al 11, que dice: “Mas de muchos de ellos no se agradó Dios;  por lo cual fueron postrados en el desierto.  Empero estas cosas fueron en figura de nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.  Ni seáis honradores de ídolos, como algunos de ellos, según está escrito: sentase el pueblo á comer y á beber, y se levantaron a jugar ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.  Ni tentemos a Cristo, como también algunos de ellos le tentaron y perecieron por las serpientes.  Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron y perecieron por el destructor.  Y estas cosas les acontecieron en figura, y son escritas para nuestra admonición (advertencia), en quienes los fines de los siglos han parado.”  

          El objetivo de este sencillo volante es que usted, estimado lector, conozca a Dios Padre tal como es y no por medio de mitos, tradiciones, o enseñanzas inventadas por las diferentes religiones que existen en el mundo.  Es común hoy día, que las diferentes religiones nieguen el hecho comprobado de que Dios si castiga y de que si se enoja.  El hecho de que se enoje o castigue, no varía en nada su inmenso amor hacia la humanidad al enviar a Jesucristo a morir por nuestros pecados.  Ya comprobamos de que Jehová amaba a su pueblo escogido Israel, sin embargo lo castigó muchas veces.  La Biblia nos da varias características del Creador, las cuales no podemos discutir de ninguna manera, pues la Biblia es, por excelencia, el único libro que nos da testimonio de la existencia de Dios y debiera ser el manual de todo aquel que se considere cristiano o creyente.  Citaremos el libro de Génesis donde los ángeles se daban prisa en sacar a Lot y su familia de Sodoma: “Al rayar el alba los ángeles, daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas, que se hayan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad”.  En efecto, Dios castigó a Sodoma y Gomorra con su total destrucción por medio de fuego y azufre.  Este acontecimiento es recordado por el apóstol Pedro: “Y si condenó por destrucción las ciudades de Sodoma y de Gomorra, tornándolas en ceniza, y poniéndolas como ejemplo a los que habían de vivir sin temor y reverencia de Dios.  Y libró al justo Lot…..” (2 de Pedro 2: 6)

          La Biblia también nos enseña que el malo, el que se alegra de la calamidad y el testigo falso NO QUEDARÁN SIN CASTIGO.  (Proverbios 11: 21 – 17:5 y 19:5.)  El libro del profeta Joel, nos enseña: “y lacerad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios;  porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y QUE SE ARREPIENTE DEL CASTIGO.”   Aquí se nos dice que Jehová es tardo para la ira, pero no dice que no se enoja.   La mayoría de estos ejemplos y enseñanzas se encuentran en el Antiguo Testamento.  Pero, En el  Nuevo Testamento  ¿habrá cambiado Dios?  Lo veremos a continuación.

          En Mateo 10: 15, el mismo Jesucristo les dice a los apóstoles lo que les iba a pasar a las ciudades o aldeas que no los quisieren recibir: “De cierto os digo, que el castigo será mas tolerable a los de la tierra de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que a aquella ciudad.”  ¿Cómo es esto?  Jesús está diciendo que estas ciudades serían castigadas por no recibir a los apóstoles.  ¿Qué raro?  En efecto, es raro para la persona que no ha investigado en la Escritura antes de asegurar tan convencida que “Dios no castiga”.   Es extraño para aquellos que no se preocupan de fundamentar en la palabra de Dios sus afirmaciones.   Otro ejemplo parecido a este se encuentra en Mateo 12: 22.   En el libro de Romanos, capítulo 3, versículo 5, Pablo nos enseña sobre el juicio de Dios sobre el pecado: “y si nuestra iniquidad encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo?  (Hablo como hombre.)  En ninguna manera: de otra suerte ¿cómo juzgaría Dios al mundo?”  Pablo nos deja claro que si no hubiera castigo, no podría Dios juzgar al mundo.  No tendría sentido juzgar al mundo si no hay un castigo o condena.   En su carta a Los Hebreos, Pablo habla del castigo del que pisoteare a Jesucristo y menospreciare la sangre del testamento: “El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos, muere sin ninguna misericordia: ¿cuánto pensáis que será por digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios y tuviere por inmunda la sangre del testamento, en la cual fue santificado e hiciere afrenta al espíritu de gracia?  Sabemos quien es el que dijo: mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor.  Y otra vez: el Señor juzgará su pueblo.  Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo.” 

          Pablo habla a los Romanos de la siguiente manera: “más por tu dureza y tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios;  el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: a los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, la vida eterna. Mas a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, antes obedecen a la injusticia, enojo e ira;  tribulación y angustia sobre toda persona humana que obra lo malo,…..”  (Romanos 2:  5-9)    y a los Tesalonicenses: “Porque es justo para con Dios pagar con tribulación a los que os atribulan;  y a vosotros, que sois atribulados, dar reposo con nosotros, cuando se manifestará el Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia, en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales SERÁN CASTIGADOS de eterna perdición por la presencia del Señor, y por la gloria de su potencia.”  (2 de Tesalonicenses 1: 6-9)  En estos pasajes se nos enseña el castigo que les espera a los que no obedecen al evangelio y no se arrepienten  y cabe hacerse una pregunta: ¿Cómo Dios no va a castigar a aquellos que desprecian a su hijo Jesucristo y su sacrificio en la cruz? 

          Si a usted, después de haber leído este volante le quedan dudas sobre si Dios castiga o no,  busque el libro de Apocalipsis, Cáp. 3, versículo 19, que dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo: se pues celoso, y arrepiéntete.”  Nos queda bastante claro con todos estos pasajes bíblicos que Dios sí castiga.  Si usted asegura que Dios no castiga es que no conoce bien al Dios al cual se refiere y tendría que quitar bastantes hojas de la Biblia para sostener su errada posición.  Encontrará otras citas bíblicas sobre el tema en: Deuteronomio 11:2 – Job 31:23 – Job 36: 10 – Salmo 50: 17 – Zacarías 7: 12 – etc.

         No en vano el Señor Jesucristo les dijo a los saduceos:  “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mateo 22:29)  Este versículo nos enseña que son muchos los errores que se cometen por no conocer o escudriñar las Sagradas Escrituras y eso es lo que ocurre en varias religiones hoy, que ignoran lo que está establecido en la Santa Biblia y también sucede cuando una persona tiene un “concepto personal” de Dios, que no ha sido fundamentado en la palabra, sino en su propio parecer u opinión.



Santiago, Octubre de 2011

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